domingo, 18 de abril de 2010

Cruzando sierras y montañas...

Cruzando valles y montañas, un hogar se extraña. Pero que es este sentimiento de extrañar? Qué significa esta añoranza a veces alegre otras melancólica? Este sentir, esta nostalgia? Será que cuando extrañamos inconcientemente estamos pidiendo algo? será nuestra voz interior llamando, deseando? De cuantas cosas no somos plenamente concientes? Y que parte de nuestro cuerpo extraña? Alguna vez se preguntaron que parte de nuestro cuerpo ejerce tal o cual sentimiento? Que órgano entra en juego cuando sentimos alegría u odio, tristeza o amor? Alguna vez se preguntaron que parte de nuestro cuerpo extraña? Tengo el presentimiento que es el corazón. Y si me permiten humildemente esta afirmación como verdad y esa otra de que extrañar es desear profundamente algo, será entonces nuestro corazón quien emite un llamado al cielo en búsqueda de algo que deseamos tener cerca, bien cerca nuestro, para atesorarlo y abrazarlo cariñosamente aunque sea tan solo por un instante de goce y plenitud? No, no creo ser digno de tal atribución de verdad. . Solo soy un caminante que intenta tomar conciencia de su sentir, que pregunta, reflexiona y cree que la vida es mucho mas que un simple caminar. Estamos hecho de materia, carne y huesos, pelos y uñas, pero estos no son eternos, se pudren y vuelven al polvo porque polvo son. En cambio el sentir no, el deseo no, el latido de nuestras vidas no y mucho menos nuestro espíritu y alma. Pero que sabe un caminante de estas cosas? Solo voy cruzando valles y montañas extrañando el calor de un hogar, el cobijo de un techo y la seguridad de una cama propia, el aroma de una cocina humeante de comida casera. Quizás mi corazón este pidiendo, deseando, llamando al cielo? Y quizás, solo por hoy, sea afortunado y bienaventurado. Quizás, solo por hoy, el cielo este escuchando.

Vista de Catarata de Gocta desde Lámud.

Veo surgir el sol entre la selva. Asciende poco a poco dando lugar a la mañana. Es muy temprano y por fin llegamos al puerto de Yurimaguas. Paisaje conocido, de nuevo acá. Hace tres días zarpamos desde Iquitos los seis juntos: Paula, Margarita, Javi, José, Edu y yo. Los otros vienen después. La idea es seguir juntos estirando el dedo en el asfalto, cosa difícil para seis en banda. Pero lo difícil no es imposible sino sacrificado y si bien nuestras vidas modernas repletas de comodidad y exceso lo han desvalorado, todavía queda la memoria para no olvidar lo verdaderamente importante. En fin, el sacrificio es bien recompensado. Pasan los minutos, el sol pega desde lo alto y justo antes de perder la paciencia, un camión detiene su marcha. Camión tras camión. Pueblo tras pueblo, Yurimaguas, Pongo, Tarapoto y como cierre de jornada nos llueve del cielo una camioneta que nos lleva hasta Moyabamba donde cae la noche. Esta vez la camioneta no vino con un chofer narcotraficante sino con un moyabambino productor de camarones llamado Miguel Tang que nosotros cariñosamente bautizamos Bubba (si, si,…Tang como los jugos y Bubba por Forest, un capo) Entre risas, charlas y divertidas anécdotas nos llevo hasta las termas de Moyabamba para pasar la noche y de yapa nos regalo una bolsa de camarones para cenar. Como dije, el sacrificio es bien recompensado. Así llegamos a las termas pensando pasar solo la noche y terminamos quedándonos casi dos días. Sin darnos cuenta estábamos desarrollando una debilidad por permanecer más de lo planeado en cada lugar. A veces mucho más de lo planeado. El relato lo demostrara.



En las Termas de Moyobamba
de izquierda a derecha: Edu, Javi, Walter, Jose, Pau y Margarita


Después de unos dias de acampe, baños termales matutinos, diurnos y nocturnos, ejercicios, comida regional y clases de natación a cargo de Edu (soy horrible!!! Un elefante manco, ciego y con la trompa atada a los pies nada mejor que yo, soy un desastre!!!) salimos con destino final hacia Chachapoyas. Un camión lleno de confortable paja, otro lleno de incómodos ladrillos, cae la noche, 22pm, frió y neblina. Siguiendo la luna llegamos a Chachapoyas. Otra vez cayo el ancla. No nos vamos más.

Transporte cinco estrellas hasta Chachapoyas. Por lo menos a Edu se lo ve comodo y no se queja!!!!

 

Chachapoyas es la capital del departamento de Amazonas y a diferencia de la creencia popular no es una zona de selva tropical, eso queda para Loreto pero ya tuvo su relato correspondiente. Amazonas es una región de impresionantes lagunas y cascadas, sierras y montañas con bosques de neblina, selva y zonas de intensa humedad que favorecen una exuberante flora y fauna. Además de territorio de la cultura preinca de los Chachapoyas quienes dejaron imponentes sitios arqueológicos de una riqueza histórica y cultural comparable con las principales civilizaciones del antiguo Perú.

Fue así que habiendo previniendo apenas dos o tres días de estadía en la zona, finalmente pasamos mas de dos semanas a lo largo del valle del río Utcubamba recorriendo de norte a sur increíbles pueblos y parajes.


Plaza de Armas de Chachapoyas

Con Jose en la plaza de Armas de Chachapoyas

Primero pasamos unos días en la ciudad colonial de Chachapoyas con sus casonas con balcones de madera tallada, sus calles antiguas, mercado y museos y disfrutando de su exquisita gastronomía y pastelería. También visitamos los miradores de Huacas donde pudimos tener una primera vista de la inmensidad del valle.

En la plaza de Huancas. Si,... el canchero es Edu.



En el mirador de Huancas


Después visitamos un pueblo chiquitito llamado Cocachimba desde donde se accede a la Catarata de Gocta que con sus 771metros de altura es considerada la tercera más alta del mundo. Pasamos dos días acampando en un refugio en el medio de la montaña y la selva, hábitat natural de increíbles aves como tucanes, colibríes y gallito rojo de las rocas. Que decir de la catarata, simplemente es increíble y estremecedor ubicarse debajo de tremenda caída de agua y levantar la mirada y sentir caer gotas de agua y rocío del cielo entre rocas y vegetación.



en la catarata de Gocta

en albergue Gocta

A esto, que ya parece un montón, se suma la sencilla y practica población del valle. Campesinos humildes y generosos agradecidos de vivir de sus chacras y campos. Es tanto lo que a veces pedimos para ser felices pero tan poco lo que algunos necesitan. “la tierra nos da lo que necesitamos: caña de azúcar, maíz, frutas, verduras y legumbres, si necesitamos alguna otra cosa, vendemos algo y lo compramos, pedir mas es codicia”. A estas simples palabras de una campesina poco pude responder mas que con un silencio y una mirada de agradecimiento. “Pedir mas es codicia”, tan simple y complejo a la vez. Tanta sabiduría. Esas palabras todavía retumban en mi cabeza. De donde viene esta conciencia de lo necesariamente existencial que posee esta gente de las sierra? No es la primera vez que encuentro esta sabiduría, el altiplano boliviano y peruano esta repleto de ejemplos similares. Donde se originan? Algunas pistas vienen del mismo caminar:




AMA LLULLA = no seas mentiroso =VERACIDAD


AMA SUA = no seas ladrón =; HONRADEZ


AMA PUILLA = no seas haragán =;LABORIOSIDAD


AMA HUANCHI = no seas matón =;RESPETO A LA VIDA


AMA MUCLLA = no seas pervertido =;NO A LA INMORALIDAD



Estas mismas palabras del quechua pronunció con orgullo y dignidad Evo Morales a fines de enero en Tiawanacu en su asunción presidencial y estas mismas palabras leo ahora en un libro que llega a mis manos en el albergue de cocachimba. Otra vez, casualidad o causalidad? Son las cinco normas morales incas encaminadas a lograr una jerarquía de valores verdaderamente superiores basadas en la verdad, la honradez y el trabajo. Será que la lingüística habla mas del patrimonio cultural de un pueblo que sus propias palabras o silencios? Será que le quechua dejo marcas, señales o enseñanzas que trascendieron los tiempos? Será posible? Hasta donde el alcance de una lengua? Hasta donde el alcance de una cultura a pesar de su exterminio y claudicación bajo el colonialismo y el sometimiento? Hasta donde? Tantas preguntas sin responder. O quizás las respuestas están ahí a la vista pero el miedo a sentirnos inferiores nos nubla la mirada y el entendimiento. Quizás alcance, solo por hoy, con cuestionarse y despertar conciencia de quines somos verdaderamente.

Soy feliz, en la ruta, en camino, soy feliz!!!
ufff,.pero como pesaba esa mochila che!!!.

Camino a Lámud.

Y así con estas palabras, “pedir mas es codicia”, este mensaje que se tatúa en la piel, se hace carne y sentir, nos fuimos despidiendo de Cocachimba. Hacia Lámud partimos en dos grupos: Edu y yo por un lado y Paula, Margarita, Javi y José por el otro. Caminando bordeando el río, una línea en el asfalto hace de guía y los frutales acompañan. Una vieja amiga vuelva para saludarnos. Una copiosa lluvia cae sobre nuestros hombros y una señora nos invita a refugiarnos en su casa. Cuando para la lluvia nos despide con afectuosos saludos, unos panes y plátanos de regalo para el camino. La generosidad siempre excede nuestras pretensiones e imaginación. Volvemos a la ruta. Una camioneta para, otro auto nos lleva y en unas horas pisamos la plaza de armas de Lámud. Quizás mis plegarias son escuchadas. Cruzando valles y montañas un hogar se extraña. Quizás mis plegarias sean oídas en el cielo. Quizás mi corazón desea con intensidad y una respuesta esta en camino.

Plaza de Armas de Lámud

Iglesia de Lámud


Lámud es un pequeño pueblo de vestigios prehispánicos rodeado de montañas, casas de adobe, tejados colorados, patios frutales y fondos de huerta y granja. Gente humilde y generosa que primero regala un abrazo y después pregunta tu nombre. Buscando un lugar donde dormir llegamos a Roxana quien no solo nos abrió la puerta de su casa y su familia sino también nos hizo sentir como en nuestra propia casa. Después de tanto recorrer, tanto caminar, que agradable fue sentir el refugio de un hogar. Así el eco de mis deseos replica de vuelta con un reglado de terruño de infancia. No alcanzan las palabras para agradecer tanta generosidad. Primeras horas en Lámud y recibimos desinteresadamente una casa donde dormir, nos invitan a la misa con procesión y comida y terminados viendo un partido de fútbol y voley en el estadio municipal. Pedir mas es codicia. Aunque algo mas puedo pedir: estaría bueno reencontrarnos con los chicos. Y ahí sentado de un lado de la cancha, en un abrir y cerrar de ojos, los veo sentados en las gradas de enfrente. Ahora si, pedir mas es codicia. Venga un abrazo que alegría sobra y vamos a festejar a una disco de tierra y adobe, luces multicolor y sabor a cumbia y aguardiente.

Vista panoramica de Lámud


En la plaza de Lamud con los chicos, de izquierda a derecha: Charly, Walter, Roxana, Margarita, Paula y el manequi Edu

 Así pasamos varios dias en este acogedor pueblo. Mas de lo que pensaba pero menos de lo que hubiese querido. Lámud esta rodeado de innumerables sitios arqueológicos para visitar como también de bellos parajes donde pasar unas horas descansando. Visitamos las cavernas de Quiocta, el Pueblo de los Muertos y los Sarcófagos de San Antonio, que son tumbas preincas de mil años de antigüedad aproximadamente enclavados en lo alto de un precipicio. No falto además unos chapuzones en el río, caminatas por la montaña con campamento y fogata incluida. También fuimos a visitar a Don Cesareo quien a fuerza de innata sabiduría popular y aprovechando la fuerza del río, construyo su propio molino tanto para uso personal como comunitario, un aserradero y servicios necesarios para vivir de forma totalmente autosustentable Toda una obra de ingeniería que maravilla por su complejidad como por su tan humilde y simple nacimiento.

Don Cesareo en su criadero de Truchas.

En el molino de Don Cesareo


Sacofagos


Edu caminando en la Ciudad de los Muertos.

Fue así que poco a poco fui sintiéndome parte del pueblo y dentro mío se debatía la idea de quedarme por un tiempo prolongado. Pensamiento que después descubrí que no me pertenecía solo a mi. Pero por otro lado todavía no estoy preparado para tirar le ancla definitivamente. El camino recién esta comenzando y hay mucha luz por aprender. Como se llama ese sentimiento mezcla de alegría por dar un paso que tanto deseábamos dar pero a la ves triste sabiendo que ese paso deja atrás cosas que vamos a extrañar? Tantas cosas dejo en Lámud: un pedazo de mi corazón, entrañables amigos, Roxana y su familia, Charly, Haide, Mabel, su hija y Vilma y tanta gente maravillosa con la cual compartimos momentos y lamentablemente cometo el pecado de no recordar sus nombres: las madres de la congregación religiosa, Clause el arqueólogo, el antropólogo loco, el primo de Rox y los Chillaos, el luthier de instrumentos, la cevichera del mercado, la pastelera de las Delicias con sus tortas y tartas, los chicos del fútbol y tanta pero tanta gente que compartió desinteresadamente con nosotros su tiempo y vida. Gracias totales, nunca tan adecuado. Pero tengo que decir adiós y hasta luego sabiendo que mañana diré volví y los extrañe mucho. Y Lámud se convierte así en un punto de inflexión en el viaje tanto personal como grupal. A partir de aquí, con tristeza pero también alegría, se separa el grupo, algunos queremos seguir camino, otros quieren quedarse unos días mas. Partimos con dirección al sur, hacia Chachapoyas, Paula, Edu, Jose y yo; aunque ese mismo día volvería José a quedarse unos días mas en Lámud junto a Margartita y Javi.

Con edu en la Caverna de Quicta

con Jose caminando por la montaña

Despedida de Lámud


Esta vez la baraja tiro una reina y dos reyes para cada lado. Paula Edu y yo seguimos camino hacia un pueblo llamado Tingo desde donde se puede visitar una fortaleza de piedra llamada Kuelap construida por la cultura Chachapoyas alrededor del año 800 d.C. Después de una caminata agotadora de tres horas de puro ascenso hasta los 3000 m.s.n.m. llegamos al sitio justo en la cima de una montaña de increíble vista. Los estudios dicen que en este lugar la civilización Chachapoyas resistió la ocupación Inca hasta que por falta de agua y provisión debieron rendirse. Recorrimos los edificios circulares de piedra decorados con frisos en forma de rombo y zigzag y las grandes murallas del conjunto y partimos de regro sa Tingo donde nos aguardaba un rico almuerzo de cecina, arroz y menestra; placeres simples de la vida del caminante.



Vista exterior de la Fortaleza de Kuelap


Interior de Fortaleza de Kuelap

Después de almorzar Paula y Edu se quedaron en Tingo descansando mientras yo partí hacia un pueblo llamado La Jalca Grande enclavado a mas de 4000m.s.n.m en lo alto de una montaña. El pueblo data de la colonia y allí se encuentra una de las iglesias más antiguas del Perú y de América Latina, construida íntegramente en piedra con la tecnología y tipos contractivos similares a Kuelap. Pero quizás lo mas importante es que tuve la inconmensurable suerte de ser alojada en la casa del catequista del pueblo, Don Manuel, quien me recibió en su casa junto a su familia; me ofrecieron para cenar una exquisita sopa de papa con café caliente y una reconfortante cama de paja y mantas, mucho mas cómoda que tantos sommiers y camas en los que he dormido. Como decía la frase? Ah, si: “pedir mas es codicia”. A no olvidar che! Al otro día, bien temprano, me despertaron con café y pan y después de visitar la Iglesia partí cumbo hacia Leymebamba donde quedamos en encontrarnos con los chicos. Carro que llega del cielo, la compañía e interesante charla con un nuevo amigo, Juan cajamarquino de nacimiento. Descendemos montaña abajo, primer parada Yerbatero, otro bus que para y a media mañana piso las calles de adoquines y asfalto de Leymebamba.




Iglesia en la Jalca Grande

Este fue el punto de encuentro cordado con Paula y Edu. Corren unas horas y e un bus bajan los dos. Pero esta vez de la baraja se cayó otra carta con cara de rey y otro bus trajo de regalo la compañía de Jose. Tres reyes y una reina. Ojala el camino nos reencuentre con las demás cartas. Ya los extraño por demás. Pero bueno, la historia sigue y va llegando al final de esta parte. Leymebamba es una de las últimas ciudades del departamento de Amazonas. Poco a poco dejamos atrás el valle del Utcubamba. Atravesamos algunas montañas que están por delante. Subimos y bajamos montados de un camión con vaquitas de triste pero delicioso destino. Como extraño el asado. En el pueblo de Balsas cruzamos el rio Marañon, el mismo aquel que nos llevo hasta el rio Amazonas y después a Iquitos. Más adelante Celendin y finalmente Cajamarca.

calles de Cajamarca 

Cajamarca es una región de fértiles valles y quebradas y de gran desarrollo rural y minero. Su ciudad es uno de los lugares más simbólicos de la historia peruana, porque su plaza principal fue el escenario del enfrentamiento entre los hombres de Atahualpa, el último Inca del Imperio y las huestes del conquistador Francisco Pizarro. Atahualpa fue derrotado, cayo prisionero y fue ejecutado tiempo después en la misma plaza. Visitamos el cuarto del Rescate, único vestigio de Arquitectura Inca de la ciudad, donde Atahualpa estuvo prisionero y ofreció a Francisco Pizarro llenarle el cuarto con plata dos veces y una con oro a cambio de su libertad. El miedo pudo más que la codicia y la sangre del último inca bañó el piso de piedra de la plaza. Historia antigua pero actual que no hay que olvidar. La historia no solo está formada por griegos, romanos y europeos que descubrieron el nuevo continente, América también tiene otra historia que merece ser rescatada para nunca mas olvidar.
 
Cuarto del Rescate


 
Plaza de armas de Cajamarca.


Ansiando descanso de la maratón andina pasamos el día en las termas de los Baños del Inca. Originalmente llamada Pultumarca, cuanta la tradición que allí se encontraba descansando el Inca Atahualpa poco antes del enfrentamiento con Pizzarro.

Termas Baños del Inca

Monumento al Inca Atahualpa

Las orugas salen a tomar aire. Campamento y cielo de estrellas. Al otro día partimos hacia el oeste, nos guía el aroma a salitre marino. Vamos saliendo de las sierras y son las ultimas del Perú. Solo nos quedara recorrer el margen del pacifico hasta el norte y luego Ecuador. Siento vértigo y tengo ganas de pisar el acelerador.

Campanento en el albergue de las Termas

Pero me tiran rantos recuerdos lindos de la sierra. Que increible región para descubrir y enamorarse de cada rincón. Voy a dejar mi mente correr tras los recuerdos de un camino exquisito, rememorando y guardando cada momento especial en mi corazón. Voy a extrañar y voy a desear con toda la fuerza de mi alma volver, algun día, sobre mis pasos. Voy a desear ser agradecido con alegria y generosidad por su gente. Voy a extrañar y desear, pero no a pedir, quiero aprender a no pedir ni obligar. Quiero aprender sencillamente a esperar todo lo que viene a mi y desear solo lo que viene y lo que tengo. Comprender que en cada instante del día podemos poseer la totalidad de nuestras vidas, de nuestra existencia y agradecer por ello. Agradecer a Dios, agradecer al cielo, quizas el cielo este escuchando. Despues de todo, nada mas es necesario para sentir con verdadera emoción y no olvidar nunca, pero nunca, que pedir mas es codicia.

Sinceramente gracias por estar del otro lado y hasta pronto.

  





















Porque viajamos?

Viajamos por viajar. Viajamos para saber, para conocer, para aprender. Viajamos para crecer.
Viajamos porque buscamos sin saber claramente que, pero convencidos de la necesidad interior e inagotable de buscar y buscar.
Viajamos porque a veces escapamos con el corazón entristecido, queriendo ocultar ese amor en algún lugar del olvido.
Viajamos porque nos preguntamos que nos esconde el horizonte, allá a lo lejos donde el sol se apaga y la luna con sus estrellas conquistan el oscuro cielo de la noche.
Viajamos porque sentimos el llamado ancestral del camino, aquel que temprano iniciamos con nuestro primer paso de niños, esperando completarlo con un ultimo paso de ancianos envejecidos por los años, con las manos y el cuerpo agrietados por el viento del camino, pero con la certeza de haber vivido con la voluntad de un hombre libre y plenamente vivo.