domingo, 30 de mayo de 2010

America profunda. Estación Colombia

Siento que la tierra se abre bajo mis pies y dejo caer mi cuerpo sin dudarlo. Me sumerjo en América, América profunda, estación Colombia. Hoy me detengo por aquí. Todo se colorea en amarillo, rojo y azul. Y donde quedo el celeste y blanco? hay aroma a café y arepas, sonidos de vallenato y ron, sabor a sierra, selva y costa, un abrazo amigo, una sonrisa gentil. Y donde quedaron los sabores de mi patria? Pero que es una patria mas que una tierra y un sentir, y que ego nefasto divide la tierra en patrias? Si esto es América y lo único que nos divide son líneas en el mapa y unas cuantas politiquerías hambrientas de codicia y terror. Si esto es América y es más lo que nos une que lo que nos separa. Esto es América, América profunda. Es la tierra donde el control económico expande un terrorismo patológico contra los pobres con frialdad profesional e impunidad desmedida. Pero también es la tierra de la Mama Pacha generosa y bondadosa que entrega todo sin pedir nada a cambio; donde miles de almas pasan hambre, pero no por ello esconden la sonrisa; donde la mesa se agranda sin aumentar el banquete, pero ofreciendo el corazón con humildad; donde la tierra con vientre de mujer da a luz sueños y esperanzas por vivir. A veces es la “Escuela del mundo al revés” de Eduardo Galeano, a veces es la pintura del peruano Andrés Cevallos. Hoy es el camino que elijo para mis pies. Podemos padecer la realidad o intentar cambiarla, pero de ninguna manera podemos permitir que la realidad nos cambie a nosotros. Hoy elijo este camino. Hoy elijo conocerme a mi mismo y entregarlo todo para que este mundo sea un lugar mejor donde vivir en paz y armonía. Hoy elijo ser fiel a mi sentir y mis ganas de dar. Próxima estación. Estación Colombia


Eduardo Galeano y su libro Patas Arriba

Pintura del pintor y escultor peruano, oriundo de cajamarca, Andrés Zevallos

Casi sin darme cuenta pasamos a otro país hermano, Colombia. Se acerca el norte más norte de Sudamérica. Y también casi sin darme cuenta cambian un montón de cosas que mas tarde descubriría. Taxi, buseta, bus; sello al pasaporte en Ipiales, de paso por Pasto y finalmente cae el sol en Cali. Noche de dormir en la Terminal. Un banco de cemento hace de cuna y arropa este cuerpo cansao hasta que la ciudad abra un ojo remoloso intentando despertar. Dos noches en Cali, capital del Valle del Cauca. Dos días de recorrer la ciudad y empiezo a fascinarme por la arquitectura colombiana. Esas construcciones coloniales, republicanas, clásicas pero por sobre todo de esa arquitectura moderna y contemporánea rojo ladrillo de ángulos y líneas que cortan; austera, simple y contundente. Menos es más. En algún rincón de Dardo Rocha y México se que sabrán entender.

calles de Cali

Salimos con destino a Bogota a dedo y después de medio día de chupar calor en la ruta finalmente desistimos. Se hace cuesta arriba viajar gracias a la buena voluntad. No se porque pero parece que aquí la inseguridad y el miedo le ganaron a las gauchadas. El ejército en las rutas y el fantasma de las FARC dan alguna señal. Encima el transporte sale un ojo de la cara. Se hace cuesta arriba Colombia. Gracias a Dios hay mucha luz en el camino por descubrir. Con una ayudita de un amigo colombiana un bus por varios verdes nos deja de madrugada en la Terminal de Bogota. Otra cuna de cemento permite dormitar un par de horas nomás hasta que con la ayuda de un tinto logro despertar. Cabe la aclaración: acá “tinto” es un café negro y “café” es un café con leche. Pequeñas diferencias que hacen la diferencia.

plaza principal de Cali

Bogota es la capital de Colombia y se ubica en el centro geográfico del país, sobre una llanura atravesada de norte a sur por el río Bogota y el este siempre enmarcado por los cerros orientales. Primeramente nos alojamos en el centro histórico de la ciudad, llamada La Candelaria, de ambiente tradicional, cultural, académico y bohemio. Con un valioso patrimonio arquitectónico en sus calles empedradas de viejas casonas españolas de pesados portones, patios internos, gruesos muros y fachadas de gran variedad de estilos. Se destacan también las construcciones civiles y religiosas coloniales, republicanas y eclécticas como así también edificaciones modernas hábilmente adaptadas a su contexto histórico.


calles de La Candelaria
plaza Simon Bolivar

Nos tomamos un día para recorrer la plaza de Bolívar rodeada por el Capitolio Nacional, el Palacio de Justicia, la Catedral, el Palacio Arzobispal y la Alcaldía. También recorremos el Centro Cultural García Márquez del arquitecto Rogelio Saltona, la Biblioteca Arango, la Casa de la Moneda, la Sala de la Custodia y el Museo Botero, donde tuve la enorme satisfacción de admirar no solo un Botero original, sino también un Picasso, un Miró, un Dalí, un Matisse, un Giacometti y un montón de artistas colombianos como el genial Obregón. Lo mas destacado es que la muestra corresponde a la colección personal de Botero donada con la única y loable condición de que el ingreso sea gratuito. Arte por y para el pueblo.

de una lado un Dalí y del otro un Picasso

 
La famosa Mona Lisa de Botero

 Un día en La Candelaria y nos movemos. Superamos la timidez inicial y con muchas desfachatez pedimos asilo de almas en la casa de los padres de Margarita: Yolanda y Álvaro. Se abren así las puertas de un hogar maravilloso y agradable, de bondad y generosidad inigualable. Que mágica es esa amistad desinteresada de entrega incondicional. Que enorme riqueza hay escondida cuando eliminamos los prejuicios y miedos que tanto nos limiten a sentir y aprender. Es que la ferocidad de la ciudad con sus prejuicios y miedos nos hace ver al prójimo como una amenaza y nos encierra en la soledad de nuestras prisiones diarias viviendo así un simulacro de exigencias y responsabilidades carentes de sentido alguno. A veces estamos tan apegados a la complacencia de los sentidos que no percibimos lo que pasa alrededor nuestro. A veces vivimos entre asfixiados por las decisiones y paralizados por el pánico y no vemos que hay otra opción, estamos ciegos. Pero a veces, si nos animamos a correr el riesgo, una pequeña luz ilumina el camino y recordamos que además de derecho a comer, vestir, reclamar, votar y odiar, tenemos derecho a soñar, soñar un mundo mejor. Celebro las puertas de este hogar que se abren regalándome un mundo olor a panela, tinto y arepas con queso, música, libros, divertidas y profundas conversaciones, felicidad y dulce amistad, donde las edades y los prejuicios se difuminan y por sobre todo donde es posible mirar a los ojos del prójimo y soñar a la par.
En la casa deYola y Alvaro

Pasamos así unos encantadores días de Bogota en un hogar de sueño dulce y calmo que tanto me hacia falta. Aprovechamos a recorrer más la ciudad y seguimos nuestro recorrido cultural. Visitamos el Museo Nacional, el Museo de Arte Moderno, la Biblioteca Virgilio Barco, la Plaza de Toros, el Parque Nacional, el Parque Simón Bolívar, la Feria de Pulgas y el Complejo Acuático Simón Bolívar donde tuve que impedir que Edu se meta a nadar. Yo sigo atraído por la arquitectura de Rogelio Salmona. Pero la ciudad también tiene noche y vaya que noche, asi que salimos a conocerla un poco. Demasiada cultura ya. Una vez con Laura, otra con Marce y termino de fascinarme con Bogota. Plano bandera de volver por más tiempo. Pero hoy hay que seguir camino. Un abrazo y mil gracias para Yolanda, Alvaro, Alvarito, Laura y Juanca. Las puertas de mi hogar, este donde este, sea cual sea, estarán siempre abiertas. Mi corazón lo entrego con sinceridad.

 
Museo Nacional

 
Plaza de Toros y las Torres del Parque de fondo

 
Vista de Bogotá desde la Biblioteca Virgilio Barco

Ingreso a la Biblioteca Virgilio Barco

Un llamado organiza un reencuentro. Medellín juega de anfitrión. Terminal sur por la mañana. Por ahí te pierdo pero por allá te encuentro y un abrazo que antes fue de despedida, ahora es de reencuentro y alegría. Hola hermana Margarita, hola hermano Javi. Traje arepas de Yola, pidamos un tinto que hay mucho por contar. Recorrer la ciudad es solo un pretexto para compartir de nuevo nuestra amistad.

Vista de Medellin desde el Parque España
   
Chicosy grandes jugando en los estanques del Parque de los Deseos

 
 
Medellín, capital del Departamento de Antioquia, es una ciudad ubicada sobre un valle longitudinal rodeado de montañas y con el río homónimo recorriéndolo de sur a norte. Destino cultural y turístico, ejemplo de renovación urbana y transformación física y social. Posee una red de bibliotecas, centros culturales y parques ubicados estratégicamente con la idea de incentivar el mejoramiento social y urbano de sectores degradados. Visitamos la Biblioteca Parque España y el barrio Santo Domingo Sauro ubicado sobre el cerro donde se llega con un moderno sistema de teleférico. Recorremos el Jardín Botánico y so Orquideorama, el Parque de los Deseos y el Parque de los Pies Descalzos. Medellín es una ciudad alegre, divertida y social donde sus calles y parques son apropiados y usados intensamente por chicos y grande. Sumando a una noche de rumba, ranchera, cerveza y ron, es una ciudad difícil de abandonar.
 
 
Biblioteca Parque España

 
en la  Biblioteca Parque España
barrio Santo Domingo Sauro
 
Orquideorama del Jardín Botánico

Ya hace rato que nos alejamos del mar y extraño el aire salitroso, así que rumbeamos hacia el norte en busca de arena y sal. Cartagena de Indias, la ciudad amurallada, nos recibe recostada sobre el mar caribe. Aquel que siempre observe en un mapa y desee en mis sueños, hoy se hace realidad y me sumerjo en el. Cartagena es una ciudad mágica, cautivadora, esconde misterios piratas mezclado con su pasado hispánico y en cada rincón asoma un trozo de muralla de piedra, testigo imperecedero del paso del tiempo y la historia. Antiguo puerto de esclavos, hoy puerto turístico, en sus calles se mezcla la población mestiza con rasgos claramente afros. La tez se oscurece y en el piso de piedra se dibujan las sombras de una danza afroamericana frenética y sensual.

Murallas de Cartagena

danza afroamericana en la plaza

Pasamos unos días en la ciudad, festejamos las 32 primaveras de Edu con aire caribeño, ron, cerveza y salsa. Vuelta a vuelta. Bar en bar. Queda poco tiempo juntos y después comenzara un viaje totalmente distinto. Viviendo este momento, contemplando el caribe y por sobre todo en reflejo con un pasado que debo reconstruir, tengo la sensación de final de camino. Tras cinco meses de transitar las ritas latinoamericanas, hoy empiezo a pegar la vuelta. Queda mucho por delante, Venezuela, Brasil, tal vez Uruguay, tal vez Paraguay, pero el destino final son mis pampas argentinas. Este viaje recién comienza y es solo el principio de próximos por venir. Pero un hombre no es tal sino tiene una casa donde volver y aunque no tengo una propia, tengo muchas compartidas donde reposar el alma. Hoy voy para atrás yendo para delante. La brújula abandona esa constancia férrea por el norte y se desliza hacia el este. Destino final, algún lugar del sur.

calles de Cartagena

plaza de Cartagena

Salimos los cuatro hacia la costa noreste del caribe colombiano. Primer Santa Marta, después Quebrada Valencia donde pasamos unos días dentro de la selva en el Albergue Tribu Valencia, y finalmente pasamos nuestros últimos días en suelo colombiano en un pueblo costero llamado Palomino.


caminando por la selva
Nadando con peces
en las cascadas de Quebrada Valencia

Pasamos unos días en el mejor camping en que estuve: La casa de Rosa; acampamos bajo la sombra de un mango que nos entregaba unos cuantos frutos diarios, unas hamacas eran nuestro reposo rodeados por palmeras y cocos, por la mañana con unos pocos pesos obteníamos pescado fresco directo de la barca de los pescadores, el encargado Eugenio y su familia nos permitía usar su cocina y de paso nos regalaba unas bananas y bocadillos regionales, el pueblo queda a unos pocas cuadras donde se puede disfrutar de un ambiente cordial y gentil. Pero lo mejor, sin duda, era que a poquísimos pasos nos adentrábamos en un paraíso de arena blanca y fina, agua verde azulada y transparente, palmeras y árboles frondosos y el sol iluminando la playa sin descanso. Solo los mosquitos y la lluvia nocturna interrumpían la escena, aunque también era hermoso meterse en el mal con la lluvia sobre la piel. Recordé esa frase que decía: “pedir mas es codicia”.

Playas de Palomino

Playas de Palomino

con Eugenio en el camping La casa de Rosa

Camping La Casa de Rosa

Pero los días se acortan y otra vez me debo despedir de mis hermanos. Esta vez el abrazo es más fuerte sabiendo que el reencuentro seguramente sea mas distante. Orta vez la familia se esparce por este hermoso continente latinoamericano, pero nos une una amistad inagotable. Donde habrán quedado los otros hermanos? Donde nos volveremos a cruzar? Partimos con Edu para Venezuela. Empiezo a volver. Primero la tierra bolivariana, luego la del jogo bonito, y después quien sabe que mas. Mejor no adelantarse a los sucesos y quitar la ansiedad. El camino es largo y duro pero gratificante y cada día despierto feliz a sus pies. Hay un nuevo mundo naciendo frente a mis ojos y hoy más que nunca lo quiero recorrer. Allá voy. Próxima estación. Estación Venezuela.


Atardecer en el Mar Caribe




domingo, 16 de mayo de 2010

Ecuador Fugaz


Sigue la gira latinoamericana. Dejamos atrás otra frontera. Cruzamos otra línea que dice que dice pero no dice nada. Allá Perú, acá Ecuador y en el medio estoy yo, tan pequeño, tan poca cosa dentro de este mundo de sorpresas y posibilidades. “Somos juguetes del destino, de las circunstancias?” se pregunta Frankl en su libro (1). Cada vez me convenzo más: es imposible que seamos simples marionetas de madera colgando de manos caprichosas. Siempre, consciente o inconscientemente, estamos eligiendo, decidiendo nuestros propios caminos. Pero también siento, hoy más que nunca, esa libertad desprejuiciada de andar a la deriva por la vida con nada más que una mochila en la espalda y el alma llena de ilusiones. Se siente tan bien esa irrefrenable curiosidad por lo que hay en el horizonte, ese vértigo interior por desconocer donde reposara mi cuerpo cansado y donde volaran mis sueños en la noche. Porque será que la vida toma otro significante en esos momentos a pesar del riesgo y el peligro de naufragar en el intento? Porque será que al borde del precipicio sentimos más tangible la vida y nos aferramos a ella? porque anhelamos tanto hacer algo y no lo hacemos? "Te envidio" fueron las palabras que mas escuche desde que inicie este viaje y yo, profundamente, me avergüenzo por ello. Me enorgullecen mucho más las cosas que no inspiran envidia, las que pasan frente a los ojos casi como una sombra, desapercibidas, casi sin ser vistas. Pero sin embargo, porque esa inconformidad, ese deseo ferviente por las cosas que no alcanzamos con las manos? Porque ese vacío entre lo que se es y lo que deseamos ser? Quizás la respuesta este en esa misma atracción hacia lo buscado; en esa tensión entre lo logrado y lo que todavía no se ha conseguido. Porque es en esa tensión, en esa lucha por alcanzar una meta por la cual valga la pena correr el riesgo, donde encontramos un sentido a la vida, un significado para que merezca ser vivida. Desde luego hay días en los que despierto con miedo, con temor y muchas veces sufro. En otros soy feliz, me alegro y sonrió con facilidad. Pero lo verdaderamente importante es que yo elijo esas risas y ese sufrir. Son mis decisiones. Un axioma de la biología dice: “organismo que no se encuentra en tensión con su medioambiente muere”; pues bien, celebro la tensión!!! bienvenida sea la inconformidad y la incomodidad!!! El destino es un regalo, no una cruz. Olvidémonoslos del poder, el placer y las posesiones materiales!!! volvamos a aprehender del sacrificio, el trabajo y el sufrimiento!!! Salgamos a correr desenfrenadamente detrás del sentido de nuestras vidas!!! Me arrebata una esperanza férrea en que la humanidad entera recupere este camino. Todo está por hacer y de esto,….de esto no me avergüenzo. Levanto mis ojos hacia el cielo, me enorgullezco y agradezco por estar de pie con mi amor y mi dolor en mí andar.

 Atardecer en Montañita
Un cambio de acento evidencia el paso a otro país. Ecuador se ubica en el centro de Sudamérica, al oeste, sobre la costa del océano Pacifico. Al este el impenetrable amazonas brasilero, al sur Perú, al norte, Colombia y siento el habla de sus habitantes a mitad de camino entre el acento rítmico caribeño del colombiano y la suavidad y severidad del peruano. A esto se agrega además las diferencias entre los pobladores de la selva, la sierra y la costa. “Iguales y Diversos”, proclama un cartel con la imagen del presidente ecuatoriano Rafael Correa. Mensaje que debería extenderse a todo el continente y después al mundo entero. “Iguales” en nuestra condición de seres humanos y “Diversos” en nuestras características particulares, pero aceptando y respetando nuestras diferencias culturales y sociales.

En la frontera una camioneta habituada a transportar pescados no sintió la diferencia de llevarnos a nosotros y nos alcanzo hasta Machalilla. Después un bus al final del día nos deja en Guayaquil. Hermosa y enorme ciudad recostada sobre el margen del rio Guayas. Es una ciudad en franco crecimiento y renovación, por eso es considerada modelo de regeneración urbana en Latinoamérica. Recorremos el malecón con su increíble explanada, paradores y parques temáticos. Visitamos el barrio de Las Peñas, antiguo sector degradado ubicado sobre el cerro de la ciudad que fue reconstruido como área turística, repleta de bares típicos, casas coloniales, caminos y escaleras empedradas, hermosos jardines, y un mirador en la cima donde puede apreciarse toda la ciudad.

Camino a Guayaquil en camioneta

En el Malecon de Guayaquil haciendo facha..ja

Calles de Guayaquil

Pasamos unos días en la ciudad y la urgencia de movernos debido a la diferencia cambiaria nos lleva hasta la costa. La economía ecuatoriana esta dolarizada; acá todo se mide en dólares y nuestro humilde peso argentino juega al póker sin ases. Siento correr por mi cuerpo un deja vu de la Argentina menemista y no puedo conciliar el discurso radicalmente antiimperialista del gobierno ecuatoriano con la perversa desigualdad del dólar en sus calles. Pero qué se yo de economía y política y menos si recién estoy pisando el país. Apenas estoy conociendo la dura realidad latinoamericana. Mejor no hablar de ciertas cosas, salgamos hacia el mar que con el aire fresco se piensa mejor.


Mirador de barrio Las Peñas


tarde o temprano iba a pasar esto che

En pocas horas y por suerte por pocos dólares también, viajamos hacia la costa por la llamada Ruta del sol y Ruta del Spondylo. Atravesamos pequeños pueblos pesqueros de barcas a la mar, bahías de playas de arenas vírgenes, sierras cubiertas de bosques tropicales y siempre sobre nuestros ojos las aves marinas acechando el aire. Entre sueños con sabor a sal llegamos al pueblo de Montañita, destino de nuestro descansar y de algunas cosas más por descubrir.

Calles de Montañita

Montañita es un pueblo costero de calles de arena consolidad donde se mezclan construcciones de ladrillo y hormigón con cañas, maderas y hojas de palmera colgando. La playa esta siempre ahí, a pocos pasos por dar, donde el día se vive sobre una tabla de surf y bajo las caricias del sol. Es un pueblo netamente turístico de bares, restaurant y barras de tragos sobre ruedas que van de aquí para allá. En Montañita se une el deseo y el hacer sin límites, sin prejuicios ni temor, pero claro está, con el riesgo de pasarse para el otro lado, aunque siempre se puede volver. Durante el día corre desde el ceviche y la pescado frito hasta la pizza y el sushi. Durante la noche triunfa el ron, la cerveza, la caipiriña y los tragos frutales. Hay salsa, merengue y cumbia, pero también rock, punk y jazz fusión. Se ven latinos europeos, norteamericanos y asiáticos. Todos y todo corre a la par. Creo que no hace falta aclarar que tiramos el ancla una vez más.

Playas de Montañita

Desayuno en la primer casita de Montañita. dificil,.dificil

Detrás de una barra conocimos a un gran amigo, Gaby, rosagarino hincha de ñuls de pura cepa, que nos recomienda unas cabañas llamadas El Refugio donde parar. Otra casa de nuevo, esta vez el ancla se fue a fondo. Cuantos días pasaran? Pasan varios; preparamos y vendemos panes rellenos y galletas  en la playa, buscamos trabajo en algún bar y se va haciendo la idea de una estadía prolongada. Los días pasan entre ejercicios en la playa, nadar en el mar con la compañía de pelicanos sobrevolando, licuados y comidas nutritivas, algo de trabajo – solo un poco che – y noches de tragos y bar. Pero hay huelga de princesas en nuestra vereda y yo me voy incomodando con tanta quietud. Que difícil decisión. Algunos queremos partir, otros quedarse y después de tanto tiempo viajando juntos un amigo se convierte en un hermano. Descubro una añoranza sin límites dentro de mí y me molesta dejar cosas atrás sabiendo que las voy a extrañar. Es así el vivir del peregrino que camina para ver. Es imposible no echar raíces aunque sé que debo partir. Pero no siento a Montañita como un lugar donde quedarme. Después de un tiempo me cuesta tolerar el exhibicionismo vacio propio de un lugar tan turístico. No sé, cada uno es como es. Amor también es respeto y libertad sin condicionamientos. Hecho una mirada a mi soledad. Un abrazo fuerte y sincero a mi hermana y hermano de viaje. Ya extraño profundamente la compañía de Paula y Jose. Recuerdo la de tantos otros durante el camino y todo vuelve sobre la piel. Donde están mis amigos? Levanto mi mochila y con una triste alegría partimos con Edu hacia el norte, siempre al norte, hacia Quito. Te llevo en mi corazón amigo y te espero mas adelante del camino.


En las cabañas El Refugio de Montañita. dificil, dificil

Esto es para los que dicen que no hacemos nada che!!! ven!! laburamos en la playa,....bueno,..yo en ese momento no,..pero asi somos los jefes
Salimos a la ruta dedo en alto. Ese perro marmolado, mitad bretón, mitad puro corazón, que hasta hoy me había negado el saludo, se acerca y compartimos caricias. Es un abrir y cerrar de ojos veo a Mateo a mi lado y se me alegra el alma. Este debe ser un buen comienzo. Camioneta tras camioneta. Km tras km. Llegamos hasta Puerto López y después de pasar la tarde en la playa, sale un anoche de dormir incómodos en un bus que nos lleva a Quito. Capital del Ecuador, declarada patrimonio cultural de la humanidad por la UNESCO. Su centro histórico, colonial, republicano, barroco y moderno, deslumbra. Posee una intensa actividad cultural: en la plaza del Teatro Sucre vemos un espectáculo de danzas y música folclórica, en la plaza de la Iglesia San Francisco el festival Trovadores de América con músicos de Chile, Paraguay, Ecuador y Cuba – la bandera del Che flamea otra vez – visitamos el Museo Interactivo de Ciencias, el Parque de El Ejido y su feria artesanal, hasta que la lluvia cierra abruptamente el día. Noche de hostel. Gente nueva por conocer. Algunos amigos no tardan en aparecer y de Alemania vienen bajando Steffi, Marlins y Dario. A practicar el ingles che!!! Gelou, jau ar iu, uere ar iu from, como estamos Edu!!!!


Vista de Quito desde el cerro

Al otro día intentamos visitar el jardín Botánico y el Parque de La Carolina pero la lluvia nonos deja caminar. Se cae el cielo, cualquier lugar seco es buen refugio y un shopping center no está mal. Que increíble ilusionismo ocurre en estos lugares. Paso una puerta de vidrio y pierdo la referencia. Donde estoy? Quito, Buenos Aires, Paris o Nueva York? Acá todo es igual; una addidas es la misma en cualquier rincón del mundo y así nos parecemos mas, nos vamos normalizando poco a poco. Globalización dicen que se llama. Pero globalizamos todo, lo bueno, lo malo, las marcos, los prejuicios; todas las caras son iguales; de buscar ser pasamos a buscar pertenecer sin profundizar en que. Pero debo admitir que me siento algo cómodo, todavía queda dentro mío algo de ese que fui. Superficie fría de metal. Me confundo aun mas pero se bien por donde sale el sol. Busco la puerta y salgo al mundo real. Aire al fin.

La lluvia sigue sobre nosotros, poco nos deja hacer y adelante nuestra partida. Colombia queda a la vuelta de la esquina. Nuestro paso por Ecuador fue fugaz y siento que resta mucho por conocer y descubrir. Para un próximo viaje quedara recorrer la cordillera ecuatoriana, la ruta de los volcanes y la selva. Tengo un sabor a poco pero no se puede abarcar tanto en un respirar. Ecuador fue fugaz. Es lo difícil de elegir. Siempre que elijo algo siento que estoy perdiendo otra cosa; pero una mala elección es mejor que aquella que nunca se toma, porque de la primera por lo menos se puede aprehender. Después de todo, quien sabe cuán inciertas y desacertadas pueden ser las decisiones humanas.

Partimos hacia Tulcán en la frontera y a pocas horas cruzamos otra línea imaginaria: la línea del Ecuador. El mundo se parte en dos y por segunda vez en mi vida caigo del otro lado. Hemisferio sur, hemisferio norte, geografía básica de manual Kapeluz. Delineo en mi mente la figura esférica del planeta y me ubico justo sobre esa línea. Que insignificante soy, que minúsculo granito de arena. Cuanta pretensión del ser humano querer estar por encima de todo y no comprender que somos parte de un todo mucho, pero mucho más grande que nuestra pobre y tímida existencia. Yo busco ser apenas un diminuto punto de luz en esta inmensa constelación de estrellas. Y justo antes de ver todo brillar, el repentino freno del bus me despierta de mi sueño. Hay aroma a café. Llegamos a Colombia.



(1) Frankl. El hombre en busca de sentido

Sepan disculpar la falta de fotos pero recuerden que la camara se nos fue tanto a Pau como a mi, solo quedo la de Jose, convirtiendose en fotografo oficial de America de pie. De todas formas ya llego una nueva camara.

buen viaje y hasta pronto. gracias totales



Porque viajamos?

Viajamos por viajar. Viajamos para saber, para conocer, para aprender. Viajamos para crecer.
Viajamos porque buscamos sin saber claramente que, pero convencidos de la necesidad interior e inagotable de buscar y buscar.
Viajamos porque a veces escapamos con el corazón entristecido, queriendo ocultar ese amor en algún lugar del olvido.
Viajamos porque nos preguntamos que nos esconde el horizonte, allá a lo lejos donde el sol se apaga y la luna con sus estrellas conquistan el oscuro cielo de la noche.
Viajamos porque sentimos el llamado ancestral del camino, aquel que temprano iniciamos con nuestro primer paso de niños, esperando completarlo con un ultimo paso de ancianos envejecidos por los años, con las manos y el cuerpo agrietados por el viento del camino, pero con la certeza de haber vivido con la voluntad de un hombre libre y plenamente vivo.