martes, 7 de septiembre de 2010

TODO TERMINA DONDE EMPIEZA...


Todo termina donde empieza tan solo para volver a empezar. La rueda vuelve a rodar pero, aunque con la experiencia del primer giro, quizás los mismos aciertos y los mismos errores serán nuevamente cometidos porque algo habrá faltado comprender. Hoy regreso y mi memoria repite, de adelante hacia atrás, cada paso dado, cada segundo vivido. Me paso de largo y veo mi vida entera desde la cuna hasta el hombre que hoy camina y siento, internamente, como cada fragmento de ella están unidos por vínculos a veces inciertos pero poderosos que le dan sentido a mi existencia. Tantas veces creí andar perdido pero ahora es mas claro hacia donde fijar el rumbo. Y aunque hay muchos misterios y muchas cosas que no entiendo, ya no temo enfrentar lo incierto, ya no deseo combatir contra lo que no entiendo sino aceptarlo para ser digno de comprenderlo. Todo cierra, quizás todo eso sea lo que llaman destino. Creo, firmemente, que cada sentimiento fue necesario para llegar a este punto; cada risa y alegría, cada sufrimiento y llanto, el desamor y el fracaso, el amor y las mínimas victorias que nunca vemos, un cierto despego familiar, los amigos y los encuentros, los libros leídos, la música escuchada, el estudio, el trabajo y el oficio, la moral, la austeridad y la ideología, todo contribuyo a que hoy este aquí parado con el corazón latiendo mas intensamente que nunca. Porque uno es lo que siente y a ello debo fidelidad. Hoy regreso, encierro mi fe en unas pocas certezas e en el deseo irrefrenable de buscar belleza en cada rincón y en cada momento. Hoy regreso a mi hogar.



Se viene la ultima frontera de este viaje y quizás la mas esperada. Partimos de Río de Janeiro con 30º de temperatura y un son que acaricia la piel para después de quince horas llegar a Foz de Iguazú de noche, con lluvia y frío. Contraste como pocos. Por hoy hasta acá llegamos, se arman las orugas en la terminal y mañana será otro día. Con el nuevo día, todavía lluvioso y frío, nos damos una vuelta al Paraguay. Ciudad del Este, no se compra sin regatear y se venda a la vieja a mejor postor. Por unos pesos que huelen a reales y se dicen guarníes, sale un poncho para abrigar el cuerpo y rumbeamos para la frontera. Se me estremece el corazón al ver la bandera celeste y blanca flameando orgullosa por el viento y una sonrisa se me dibuja de oreja a oreja al escuchar un “che” bien argento.


Frontera Argentina-Brasil.

Puerto Iguazú nos recibió (para variar) con lluvia, frío, hambre y sin un techo donde dormir. Se hacia difícil la noche aunque un costillar recostado sobre las brasas me saca una sonrisa y litros de baba. Terminamos en el destino final de todo desesperanzado que se aferra a su última esperanza antes de partir. Era el día de la virgen del pueblo y la Iglesia nos recibió con sus puertas abiertas de par en par. Un corazón que tiene siempre se arrima a otro que necesita y conocimos ahí a Francisco, hombre de causa y convicción si los hay, quien nos hospedo en su casa junto a su familia. Así, una vez mas, descubro que cuando las fuerzas llegan al borde de la angustia y la rendición, siempre queda la redención de una mano amiga que nos saca del fondo. Se arma la olla con arroz, verduras y algún hueso con carne, calientito pa abrigar. Finalmente pasamos dos noches con Francisco y su familia, increíbles momentos de cautivante humildad que aunque muchos he vivido durante el viaje, por suerte no dejan de sorprenderme y de emocionarme.




Triple Frontera, de un lado Paraguay, del otro Brasil y del otro Argentina, en el medio el inmenso río Paraná

Un día la lluvia amainó y nos permitió visitar el Parque Nacional Cataratas de Iguazú, imponente creación divina, inagotable fuente de agua, espuma y verde, escenario magnifico y monumental. Es un hermoso paseo a través de selva, vegetación exuberante, dóciles y simpáticos animales e imponentes caídas de agua.
  
Cataratas del Iguazú

En las Cataratas recibimos un mensaje directo de la lejana Suecia ofreciendo un hogar y hacia allá fuimos. A Suecia no (todavía), fuimos a Wanda, a la casa de la familia de la negrita Lorena. Otra vez una demostración mas de generosidad y de cuan liviana y alegre puede ser la vida cuando se disfruta del dar. Pasamos unos días increíbles junto con Selva, Maty y su familia y amigos. Recuperamos fuerzas, calor, alimentos, ropa limpia y seca pero por sobre todo compartimos unos días hermosos y calidos con personas muy especiales. Cuan fácil es la risa cuando el corazón descansa en la generosidad.


Cataratas del Iguazú



Ya empezábamos a transitar los últimos días de este viaje-escuela increíble y la cercanía del hogar me sacudía el corazón. Tren de regreso, Posadas-Buenos Aires sobre rieles parecía la única opción. Pero un mensaje a veces cambia todo: mi mama junto con mi abuela estaban en Río Hondo, provincia de Santiago del Estero, pasando unos días y se me dificultaba mucho no aceptar la invitación; después de todo, a una madre no se le puede decir que no.


En Wanda con la Familia Zavala

Despedida que es mas un hasta luego, abrazo y agradecimiento. Partimos hacia Caraguatay a la casa-museo del Che, mi querido Comandante que nos acompañaste por lejanas tierras no podías faltar en el final. Recorrimos el museo y la estancia y finalmente llego la despedida que jamás podría dar, apenas un saludo, apenas un abrazo y una hombría absurda contiene lagrimas en los ojos. Después de tantas cosas vividas y tanto km transcurrido sería imposible despedirme de Edu aunque tan solo sea por unos días. Un remis haciendo culopatin en el barro colorado y un diluvio tremendo se lleva a Edu y me deja con un vacío difícil de describir. Tenia muchas ganas de viajar un tiempo solo pero el desamparo de su compañía lastima.




Casa-museo del Che en Caraguatay, Misiones

Paso la noche en el albergue junto con el guardaparque y un grupo de hippies comehongos muy buena onda y super divertidos. Rápidamente sale a escena el inmensamente extrañado mate argentino, unos biscochos de grasa, truco, vino y otra olla popular, guiso criollo. La lluvia se tomo el día siguiente para descansar y me permitió salir hacia Santiago, pero esto no sería tan facil como esperaba. Gira demente caracol, de Caraguatay a Posadas y después Resistencia, Chaco. Pero la azafata del bondi le puso sedante en el café (y en el vino) y desperté en Santa Fe. Si,…Santa Fe!!! Otro bondi de garrón me deja a las seis de la matina sobre la ruta de ingeso a Resistencia con un café y una bandeja de desayuno. En un rato me preocupo, primero a comer. En la terminal descubro que recién hay ómnibus para Río Hondo en la noche. Garrón y medio. Paso el día recorriendo la ciudad y en un hotel media estrella renga me permiten usar un cuarto sucio recién desocupado para darme una ducha renovadora por unos pocos pesos. Total, me he bañado en lugares peores. Cae la noche y sale el bus rumbo a Santiago. Basta, me quiero ir.


Tierra colorada misionera

Llego a Río Hondo con el día recién despertando y en un café donde hice tiempo hasta que el sol se saque las lagañas, conocí a un viejito que volvía a su hogar después de muchos años. Su mujer me dijo que había tenido un accidente y estuvo mal, pero su mirada, sus palabras, escondían otra cosa; yo lo veía como reordenando recuerdos en su cabeza, jugueteando con su memoria para comprender la realidad que hoy veía extraña. En el momento no lo entendí pero fue una aproximación de cosas que iba a vivir. Con el corazón liviano de alegría camine hasta el hotel donde estaba mama y el reencuentro fue simplemente estremecedor. Después de tanto tiempo, la sensación del abrazo materno es fortificante. Encima sumado al de mi abuela. Que vueltas maravillosas tiene la vida; inicie el viaje junto con mi papa y mi madre de la vida, y sobre el final me encuentro con mi mama y mi abuela. Casi sin pensarlo, como todas las buenas cosas, recordé esa frase tan especial para mi: “pedir mas es codicia”. Como te extraño Perú. Pase tres días hermosos recorriendo la ciudad y sus alrededores con mi mama y mi abuela, compartiendo caminatas, mates y charlas de un inolvidable encanto.


Después de unos días había que seguir y ahí nomás se planto un dilema: seguir o volver? Esa es la cuestión. Pero una buena idea bien sembrada trae mejor cosecha. Con el objetivo de terminar el viaje donde lo empecé, partí hacia Salta previo paso por Tucumán. San Miguel de Tucumán me recibió con un sol primaveral y un reencuentro esperado, mis amigas las mucus: Angie, Luciana y Dalis. Personajes mal que no dejan de sorprenderme. El recibimiento mas inesperado, hoy anécdota de diván. Se me escapan las risas de rolo recordar. Lastima haber estado con poco tiempo, recorrimos una poco la ciudad, la casita histórica, el cerro y la facultad (Angie: no puedo creer que me llevaste a la Facu) y a seguir viaje.


Con las Tucus, Luciana, Angie y Pericles. La tercera viene en camino

Partí hacia el último recorrido, hacia el final del viaje. Deje atrás San Miguel de Tucumán y me encamine hacia los Valles Calchaquíes. Cerro y misterio. Me cautiva tanto el silencio de la montaña, la soledad del viento recorriendo ásperas tierras de roca y ocres gramíneas, los picos nevados, las vertientes de agua cristalina, los caballos salvajes y un cóndor curioso observando todo desde el cielo. La soledad se hace compañera y acaricia mis más profunda esencia. Siento una vibración poderosa tras mis pasos que fortifica mi espíritu. Lo imposible se disuelve. Mis ojos antes grises, incapaces de ver, se pintan de verde, observan cálidos colores, tensos y llenos de secreta intención. Descubro lo pequeño envuelto de lo grande. Lo sublime es apenas una semilla que todo lo contiene. Mi mirada comprende. Los límites no existen. El horizonte es mi meta. La ausencia y el desapego es tan necesario para este sentir. No hay temor, no existe peligro. No existe emoción mas fuerte que reconciliar el corazón con uno mismo y con el universo entero, descubrirse parte del todo. Cosmos, cielo y tierra, sol y luna, hombre y dios.





Valles Calchaquíes. Camino a Amaicha del Valle


Primer parada Tafí del Valle, villa turística de pintorescas calles y escenarios naturales. Después llega Amaicha del Valle, las imponentes Ruinas del Los Quilmas y finalmente Cafayate ya en tierras salteñas. Fueron cuatro días de caminata, viajes a dedo, voluntad y pura amistad, encuentro de amigos ocasionales, noches de olla, truco y vino compartido, montaña, frío y viento. Digo adiós a este último camino, por la noche llego a Salta capital y ese inocente beso salteño que inicio la aventura hoy me recibe con un abrazo eterno. Corazón que no olvida siempre siente. Noche de hostel y al otro día el regreso.


Tafí del Valle


Ruinas de Los Quilmes



Todo empieza donde termina tan solo para volver a empezar. Hoy soy un hombre volviendo a su hogar y la experiencia final de ese hombre es la maravillosa sensación de que después de todo lo vivido y sufrido, ya no hay nada a lo que temer. Hoy siento que la vida invita a imaginar, a soñar y no temo ser un soñador. La esperanza es mi respiro. Ahora comprendo que gobernado por lo que no podía ser o tener, vivía como un hombre disminuido, apenas una pálida sombra, prisionero de mis pocas posesiones materiales, no comprendía el valor de mi espíritu, lo que verdaderamente era, lo que podía ser, lo que soy. Hoy vuelvo al hogar, voy de regreso después de tanto caminar. Vuelvo exhausto, agotado pero plenamente feliz. Liviano. Hoy vuelvo porque lo siento y lo quiero. Hoy quiero cantar mi alegría, regalar una sonrisa que contagie, un abrazo que emocione, un beso que estremezca. Hoy quiero confiar sin garantías, quiero ver el cielo entre las nubes, la luz en la oscuridad. Hoy quiero celebrar la vida, quiero sentirme feliz, compartirlo y agradecerlo.


Atardecer de cerro en Cafayate, Salta


Todo empieza donde termina tan solo para volver a empezar. Hoy termina este viaje-escuela, esta aventura, y descubro que las aventuras verdaderamente importantes son aquellas que mejoran el alma de quien las vive. Este viaje fue la aventura mas grande que he vivido durante mi corta existencia. Este es su final, pero también el comienzo de otra. Estas son las últimas letras escritas cuando el sol bajaba sobre mi espalda en mi último día de viaje y mi horizonte se escondía a lo lejos cerca de mi hogar. Gracias.



VIENTO VIAJERO



Sopla el viento y me entrego a sus deseos.
Hoy vengo mañana salgo,
destino del caminante
que con la mirada en el horizonte
y los sueños en las manos,
camina tan solo para aprender.
La noche triunfa cuando el día duerme,
La muerte pasa para que la vida nazca.
Un hombre nuevo esta creciendo
sin temor en compartir
y con toda su fe en dar.
El firmamento regala diamantes en estrellas
la naturaleza flores y humedad
el sonido del mar estremece el cuerpo
y con el rocío matutino afloran gotas
en un rostro de pura emoción.
Regresa ese viento viajero
con frescura renovada y pureza interior
trae consigo una plegaria escondida
de redención y libertad.
Y aunque no sabe quedarse quieto,
hoy baja sus brazos y entrega su corazón
a un sentir pleno y sincero
a un amor que sabe, será eterno
a un camino de servicio y devoción.










 
 


Porque viajamos?

Viajamos por viajar. Viajamos para saber, para conocer, para aprender. Viajamos para crecer.
Viajamos porque buscamos sin saber claramente que, pero convencidos de la necesidad interior e inagotable de buscar y buscar.
Viajamos porque a veces escapamos con el corazón entristecido, queriendo ocultar ese amor en algún lugar del olvido.
Viajamos porque nos preguntamos que nos esconde el horizonte, allá a lo lejos donde el sol se apaga y la luna con sus estrellas conquistan el oscuro cielo de la noche.
Viajamos porque sentimos el llamado ancestral del camino, aquel que temprano iniciamos con nuestro primer paso de niños, esperando completarlo con un ultimo paso de ancianos envejecidos por los años, con las manos y el cuerpo agrietados por el viento del camino, pero con la certeza de haber vivido con la voluntad de un hombre libre y plenamente vivo.