miércoles, 13 de junio de 2012

Machu Pichu. Del sueño a la realidad


En verdad no recuerdo cuando fue. Supongo que en algún programa de televisión vi alguna imagen o documental de Machu Pichu por primera vez. Lamento no haber retenido ese momento en mi memoria. Si recuerdo  tener, desde mis jóvenes años de adolescencia, un fuerte deseo de conocer ese misterioso santuario reposado en la cima de una montaña. No sabía nada de historia incaica, Apus, coca y plantas sagradas, ni maestros Quechuas; la Cosmovisión Andina era algo muy lejano para mí y en gran parte todavía lo sigue siendo. Siento que la adolescencia son esos años en los que formamos los sueños y deseos mas intensos de nuestra vida, a pesar de que nos enseñan que ser adolescente es carecer o adolecer una dolencia, o hasta ser inmaduros. Del latin, “adolecere” significa “comenzar a crecer” y viene del verbo “adolere” que significa “extender la esencia”. Desde la tierna inocencia de una niño hacia el conocimiento de un adulto; este camino podemos elegir, conscientemente, transitarlo a través de sueños que nos conviertan en mejores seres humanos. Yo me soñé caminando por senderos de piedra hasta la cima de una montaña sagrada donde un santuario de sabios ancestros me esperaba. Ese sueño creó un pulsar imposible de no escuchar, ese pulsar me llevo a caminar y ese caminar me trajo hasta la montaña de mis sueños. Los Maestros nos dicen que no se puede apurar una vida y que debemos construir, desde nuestro interior, las condiciones necesarias para hacer realidad nuestros sueños y deseos mas profundos. Poco a poco, con paciencia, humildad y amor. Caminar, peregrinar, agradecer y luego compartir.


Rutas americanas


Salí de Copacabana en la mañana de un martes frio pero soleado. Como describir el dolor de un cólico renal?; los médicos dicen que es similar al dolor que sufre una mujer previo al parto, cosa imposible de comprobar por un hombre. Pero bien, había aceptado que algo debía purgar de mi interior y simplemente soltarlo; no sabía qué, pero me sentía seguro y confiado y así el dolor era mucho más tolerable. La mochila pesaba mas que nunca, los 4000msnm se sentían altísimos, pero para mi, continuar viaje era la opción más lógica, aunque en verdad iba en contra de toda lógica, razonamiento y consejo médico. Previo paso por la frontera boliviana-peruana, sellado de pasaporte y cambio de moneda, llegue a la ciudad de Puno. Al igual que Copacabana, Puno se encuentra a orillas del Lago Titicaca, así que continúe bajo la seducción irresistible del Lago, el Sol, la Luna y las Montañas. Me contacté con Ernesto Aliaga Montesinos, persona interesantísima para conocer y compartir charlas. Operador turístico (http://www.littlepointoflight.com/), fotógrafo excepcional y por sobre todo una gran persona. Me hospede en casa de su familia donde desde un cuarto en el tercer piso, despertaba viendo el Sol amanecer sobre el Lago bañando toda la ciudad y mi espíritu con sus rayos de luz dorada. Con Ernesto compartimos la atracción por los sonidos, así que organizamos un encuentro muy lindo con cuencos tibetanos, de cuarzo y digeridoo, que ojala podamos repetir en algún otro momento y lugar. Me quede unos días descansando porque aunque los cólicos aliviaron mucho, me levantaron bastante fiebre. Por lo visto había mucho que soltar. Ya recuperado un poco, agradeciendo a mis anfitriones, a Ernesto y su familia, partí hacia Cusco.

Puno, Perú

En Cusco, Ernesto me contacto con Jaqui para hospedarme en su casa junto con su familia en el barrio de Wanchaq y hacia allí fui. De nuevo me sentí como en casa y es increíble como uno va descubriendo un maestro en cada persona que conoce. Jaqui también es guía turística y una persona maravillosa para charlar y sobre todo escuchar ya que enseña Cosmovisión Andina.

La primer tarde noche fui a recorrer la ciudad y me invadió un sentimiento de alegría y agradecimiento por estar caminando nuevamente por sus coloridas calles y paseos. Cusco fue (y de alguna forma lo sigue siendo) el centro del Imperio Inca y ellos lo consideraban el centro mismo del Universo. Es una ciudad colonial con vestigios de construcciones incas en cada rincón ya que los conquistadores españoles construyeron su nueva ciudad sobre las ruinas de la capital inca. Cusco me sigue pareciendo maravillosa aunque a veces puede ser abrumadora por la fuerte actividad turística. Tengo la sensación de que en Cusco cada uno puede sentirse como en su tierra, ya que hay extranjeros de todo el mundo, abundan los restaurantes de comida internacional mezclados con mercados de productos regionales y autóctonos, y en su plaza principal, llamada Plaza de Armas, entre música andina se pueden escuchar todos los idiomas del mundo, incluidos los nativos como el quechua y el aymara. En tal sentido, Cusco continúa siendo el centro del mundo como ningún otro lugar, y creo que por sobre todo, eso significa ser un lugar de integración cultural, aunque claro está, con sus matices de capitalismo y neocolonialismo con una rara aceptación local, posiblemente por sus frutos económicos. En mi caso, disfrute mucho recorrer sus calles y mercados mientras organizaba mi visita al Valle Sagrado y a Machu Pichu.

Cusco, Perú

Mi monedero de pesos argentino devaluados no me permitía las excursiones mas confortables, agradables y atractivas, así que no tuve más opción que elegir la mas económica. Tome una minivan vía Santa Teresa (por caminos digamos algo accidentados geográficamente) hasta una Central Hidroeléctrica y desde ahí camine durante 3 horas a través de la selva hasta llegar a Aguas Calientas, pueblo desde donde se inicia el ascenso a Machu Pichu. Compartí la caminata con Ana y Eusebio, una pareja de colombianos que vienen bajando hacia Argentina (http://caminamossuramerica.blogspot.com/). Cae la noche y nos alojamos en un hospedaje para al otro día iniciar el ascenso. Mañana era el gran día, el día soñado, y a pesar del cansancio del viaje me sentía alegre y en paz como pocas veces en mi vida.

Caminata desde Hidroeléctrica hacia Aguas Calientes

A las 5:30AM iba a sonar el despertador pero mucho antes lo apague. Imposible dormir; aunque descanse placenteramente, la ansiedad podía más. Desayuno rápido con los chicos y salimos. Desde Aguas Calientes hay dos opciones para subir a Machu Pichu: 1) bus turístico a 24soles; 2) Caminata a puro ascenso y gratis; no hace falta aclarar cual elegí. Comencé a caminar todavía a oscuras atravesando la ciudad hasta el inicio del sendero, siempre en fatigoso ascenso, que lleva hasta el ingreso al parque. Inicie así el ascenso a la montaña de mis sueños. Pero aquí las montañas no son solo montañas; los incas has sabido reverenciar cada parte de la Naturaleza como un ser vivo que evoca un intenso sentimiento de lo sagrado, reconociendo y conectándose con el origen divino de todos los seres, dentro de los cuales el hombre es simplemente uno más y debe aprender a “convivir” en armonía y equilibrio con su entorno. Es así que para la Cosmovisión Andina las Montañas Sagradas son llamadas “Apus” y, no solo simbolizan, sino que “son” los espíritus tutelares de los Antepasados Protectores. Por lo tanto, ascender un Apu es una actividad de profundo respeto, trascendencia y agradecimiento, que se inicia con un pago, despacho u ofrenda ceremonial. Tomé así mis hojitas de coca seleccionada como ofrenda, llamada “K´intu”, agradecí a los Dioses por el momento cósmico en el cual se me permite vivir, crecer y aprender; pedí permiso y protección a los espíritus del Apu y comencé el ascenso. Como nunca me sentí peregrino.

Después de una hora subiendo, agotado y ya de día, llegue a la entrada, presente mi ticket electrónico de ingreso (si, el progreso y su tecnología llego a todos lados) y finalmente entre al Santuario Inca de Machu Pichu, Patrimonio Histórico Cultural de la Humanidad. Después de una corta subida llegue a una terraza desde donde se observa la Ciudadela de los Incas y la montaña sagrada de Wayna Pichu. Difícil, muy difícil explicar lo que sentí en ese momento.  Literalmente me quede inmóvil, impávido, tanto exterior como interiormente, con la vista desplegada frente a mí. Muchos corrían de un lugar a otro para buscar la mejor toma fotográfica; algunos iban hacia los distintos recorridos que hay dentro del complejo y otros buscaban la forma para recuperar aire perdido en la subida. Yo no podía moverme, ni dejar de mirar la ciudadela, los muros de piedra, las montañas, toda la imagen maravillosa de Machu Pichu; la imagen de mis sueños. El Sol, sin apuro alguno, con la sapiencia de saberse eterno, estaba pronto a asomarse detrás de una montaña. Todas las cámaras listas y todos expectantes en su posición. Un pensamiento vino a mi: “sentarse y contemplar”. Busque la terraza de cultivo más próxima, me acomodé, descalcé mis pies y percibí el suave y fresco césped. Cómodo. Me puse bien cómodo. Sereno y relajado. Respire. Conscientemente. Atento al aire puro y liviano ingresando en mi cuerpo regalándome su energía y vida. Respire. Una y otra vez. Mas y mas visitantes ingresaban y pasaban frente a mi pero era como no verlos; como estar solo pero a la vez con todos. Yo tan solo respiraba; cada vez más profundo. En un instante, divino instante, percibí un rayo de luz calentando mi rostro; alcé la vista y el Sol, el Padre Sol, el divino Surya de los hindúes, el magnífico Ra de los egipcios, Apolo de los griegos, el Tata Inti de los incas, desplegando su luz, acariciando dulcemente el cuerpo de la Pachamana, la Madre Tierra. Respire, y respire luz. El silencio y la quietud eran absolutos; lo abarcaban todo, todo estaba en armonía y natural equilibrio. Con la mente calma y apaciguada, me sentía vivo, libre y en comunión con cada parte del Valle. Me sentía un cuerpo vacio y a la vez pleno de toda la vida que me rodeaba. Estaba vivo, más vivo que nunca. Me vi fuera de mi, desde lejos, en mi sueño, en el santuario acompañado de los Apus, las Montañas y los Ancestros Protectores. Pero el sueño no era más sueño, el sueño era realidad. Respire. Profundamente. Respire junto a cada piedra, planta y ser a mi alrededor. Respire, y respire vida.

Santuario Inca de Machu Pichu

¿Cuánto tiempo transcurrió? ¿Quién sabe? ¿Habrán sido 5 o 30 minutos? 1 hora, días o vidas? No, transcurrieron aproximadamente dos horas; el Sol ya estaba alto y mucha gente estaba visitando el Santuario corriendo detrás de algún guía. Por lo pronto decidí desayunar, un mate de coca (así llaman aquí al te de coca), galletas y frutos secos. Tranquilo, sin apuro. Finalmente decidí caminar y recorres los distintos circuitos. Visite al Puente del Inca, la Puerta del Sol, ascendí hasta la cima de la Montaña Machu Pichu desde donde puede verse desde lo alto el Santuario y todo el valle rodeado de cerros, montañas, ríos y selva hasta el horizonte. Por senderos prolijamente empedrados llegue hasta la ciudadela y camine entre recintos de gigantes piedras perfectamente encastradas. En uno de ellos me reencontré con Ana y Eusebio y juntos recorrimos algunos templos mientras algunas llamas se alimentaban tranquilas sin ninguna preocupación como antes había hecho yo mismo. El día se disfrazó de tarde y comenzamos el descenso por el mismo camino de llegada, previo permiso y agradecimiento K´intu mediante. El sueño terminaba, pero el sueño y era parte de la realidad; una realidad hermosa y vivida con intensidad. Llegamos a Aguas Calientes con los últimos rayos de Sol y nos fuimos a las Termas para darle un merecido descanso al cuerpo después de la exigente jornada de caminata. El Alma estaba más plena y rebosante de vida que nunca, no le hacía falta ningún descanso, solo disfrutar. Al otro día me despedí de los chicos, ellos volvían en tren mientras yo lo haría por el mismo camino de selva bordeando las vías hasta la Estación Hidroeléctrica, donde me esperaba otra minivan que ya de noche me dejo nuevamente en Cusco. Taxi a casa de Jaqui, abrazo fuerte, charlas, alegría, emoción, gratitud y a dormir.

Vista desde Montaña Machu Pichu. 


Santuario Inca de Machu Pichu. 

¿Que hacer al otro día? No tenía nada más que pedir; todo fue perfecto. Quizás lo único que hubiese pedido es que mi amigo y hermano de la vida, Fede, estuviese conmigo al recorrer Machu Pichu, ya que con él, en nuestros años de facultad, planeábamos este viaje. El destino nos trajo en tiempos distintos pero él tan solo está a unos pocos kilómetros de distancia viajando también (http://hastalodenico.blogspot.com/). Cuestión de tiempo nomas. Pero a veces, la mayoría de las veces, la vida es más que generosa. Al otro día me reencontré con Laura Lazzarino (http://losviajesdenena.blogspot.com/) y Juan Pablo Villarino (http://acrobatadelcamino.blogspot.com/), amigos viajeros que solo conocía por sus blogs y mails enviados. Que gran regalo pasar el día con ellos visitando museos, compartiendo charlas y algo rico por las calles de Cusco. En verdad estar con ellos fue un privilegio y sentí como si los conociese de toda la vida. Abrazo eterno y con promesa de reencuentro en tierras argentas, nos despedimos. Gracias chicos. Para terminar el día de reencuentros, a la noche me junte con Sole, Simón, Agustina y Sebastián, también argentinos en viaje, que habían llegado hace unos días a la ciudad y fuimos a cenar unas ricas pizzas.

Con Laura y Juan Pablo en la Plaza de Armas, Cusco, Perú

Luego de una semana en Cusco, llego el momento de seguir viaje. Me despedí de Jaqui y su familia con otra promesa de retorno, ya que me quedo la cuenta pendiente de pasar unos días recorriendo el Valle Sagrado alrededor de Cusco. Ya veremos, el tiempo dirá y quizás, nuevamente, del sueño pase a la realidad. Salgo en bus hacia Lima, capital del Perú. 20horas de viaje y 30minutos después salgo en otro bus hacia Mancora. Otras 16horas y tras dos anocheceres en butaca semicama llego al punto de encuentro con Vicky y Fede. De la altura y frio de Cusco, a la arena y el calor de Mancora. De los Apus nevados, al horizonte infinito del océano pacifico. Es sabido que los Incas llegaron hasta estas costas donde, a través de la concha de Spondylus y joyas de metales preciosos, intercambiaban productos con otras culturas. ¿Que misterios y enseñanzas esconderán la espuma, el viento y el aire salitroso de estas playas? Otra historia por descubrir. Mientras tanto busco a los chicos por las calles de Mancora y disfruto nuevamente del Sol. Con Fede soñamos viajar por las rutas de América Latina y ese sueño esta por comenzar. Allá, tras la esquina, hawaianas y ropa liviana, Vicky y Fede vienen caminando. Todavía no me vieron, no saben que llegue, pero yo los veo y siento otra historia comenzar, otro sueño latir.

Porque viajamos?

Viajamos por viajar. Viajamos para saber, para conocer, para aprender. Viajamos para crecer.
Viajamos porque buscamos sin saber claramente que, pero convencidos de la necesidad interior e inagotable de buscar y buscar.
Viajamos porque a veces escapamos con el corazón entristecido, queriendo ocultar ese amor en algún lugar del olvido.
Viajamos porque nos preguntamos que nos esconde el horizonte, allá a lo lejos donde el sol se apaga y la luna con sus estrellas conquistan el oscuro cielo de la noche.
Viajamos porque sentimos el llamado ancestral del camino, aquel que temprano iniciamos con nuestro primer paso de niños, esperando completarlo con un ultimo paso de ancianos envejecidos por los años, con las manos y el cuerpo agrietados por el viento del camino, pero con la certeza de haber vivido con la voluntad de un hombre libre y plenamente vivo.