En
verdad no recuerdo cuando fue. Supongo que en algún programa de televisión vi
alguna imagen o documental de Machu Pichu por primera vez. Lamento no haber
retenido ese momento en mi memoria. Si recuerdo
tener, desde mis jóvenes años de adolescencia, un fuerte deseo de
conocer ese misterioso santuario reposado en la cima de una montaña. No sabía
nada de historia incaica, Apus, coca y plantas sagradas, ni maestros Quechuas;
la Cosmovisión Andina era algo muy lejano para mí y en gran parte todavía lo sigue siendo. Siento que la adolescencia
son esos años en los que formamos los sueños y deseos mas intensos de nuestra
vida, a pesar de que nos enseñan que ser adolescente es carecer o adolecer una
dolencia, o hasta ser inmaduros. Del latin, “adolecere” significa “comenzar a crecer”
y viene del verbo “adolere”
que significa “extender
la esencia”. Desde la tierna inocencia de una niño
hacia el conocimiento de un adulto; este camino podemos elegir,
conscientemente, transitarlo a través de sueños que nos conviertan en mejores
seres humanos. Yo me soñé caminando por senderos de piedra hasta la cima de una
montaña sagrada donde un santuario de sabios ancestros me esperaba. Ese sueño
creó un pulsar imposible de no escuchar, ese pulsar me llevo a caminar y ese
caminar me trajo hasta la montaña de mis sueños. Los Maestros nos dicen que no
se puede apurar una vida y que debemos construir, desde nuestro interior,
las condiciones necesarias para hacer realidad nuestros sueños y deseos mas profundos. Poco a
poco, con paciencia, humildad y amor. Caminar, peregrinar, agradecer y luego
compartir.
Rutas americanas
Salí
de Copacabana en la mañana de un martes frio pero soleado. Como describir el
dolor de un cólico renal?; los médicos dicen que es similar al dolor que sufre
una mujer previo al parto, cosa imposible de comprobar por un hombre. Pero
bien, había aceptado que algo debía purgar de mi interior y simplemente
soltarlo; no sabía qué, pero me sentía seguro y confiado y así el dolor era
mucho más tolerable. La mochila pesaba mas que nunca, los 4000msnm se
sentían altísimos, pero para mi, continuar viaje era la opción más lógica,
aunque en verdad iba en contra de toda lógica, razonamiento y consejo médico.
Previo paso por la frontera boliviana-peruana, sellado de pasaporte y cambio de
moneda, llegue a la ciudad de Puno. Al igual que Copacabana, Puno se encuentra
a orillas del Lago Titicaca, así que continúe bajo la seducción irresistible
del Lago, el Sol, la Luna y las Montañas. Me contacté con Ernesto Aliaga
Montesinos, persona interesantísima para conocer y compartir charlas. Operador
turístico (http://www.littlepointoflight.com/),
fotógrafo excepcional y por sobre todo una gran persona. Me hospede en casa de
su familia donde desde un cuarto en el tercer piso, despertaba viendo el Sol
amanecer sobre el Lago bañando toda la ciudad y mi espíritu con sus rayos de
luz dorada. Con Ernesto compartimos la atracción por los sonidos, así que
organizamos un encuentro muy lindo con cuencos tibetanos, de cuarzo y digeridoo,
que ojala podamos repetir en algún otro momento y lugar. Me quede unos días
descansando porque aunque los cólicos aliviaron mucho, me levantaron bastante
fiebre. Por lo visto había mucho que soltar. Ya recuperado un poco,
agradeciendo a mis anfitriones, a Ernesto y su familia,
partí hacia Cusco.
Puno, Perú
En
Cusco, Ernesto me contacto con Jaqui para hospedarme en su casa junto con su
familia en el barrio de Wanchaq y hacia allí fui. De nuevo me sentí como en
casa y es increíble como uno va descubriendo un maestro en cada persona que
conoce. Jaqui también es guía turística y una persona maravillosa para charlar
y sobre todo escuchar ya que enseña Cosmovisión Andina.
La
primer tarde noche fui a recorrer la ciudad y me invadió un sentimiento de
alegría y agradecimiento por estar caminando nuevamente por sus coloridas
calles y paseos. Cusco fue (y de alguna forma lo sigue siendo) el centro del
Imperio Inca y ellos lo consideraban el centro mismo del Universo. Es una ciudad
colonial con vestigios de construcciones incas en cada rincón ya que los
conquistadores españoles construyeron su nueva ciudad sobre las ruinas de la capital
inca. Cusco me sigue pareciendo maravillosa aunque a veces puede ser abrumadora
por la fuerte actividad turística. Tengo la sensación de que en Cusco cada uno
puede sentirse como en su tierra, ya que hay extranjeros de todo el mundo,
abundan los restaurantes de comida internacional mezclados con mercados de
productos regionales y autóctonos, y en su plaza principal, llamada Plaza de
Armas, entre música andina se pueden escuchar todos los idiomas del mundo, incluidos los nativos como el quechua y el aymara. En tal sentido, Cusco
continúa siendo el centro del mundo como ningún otro lugar, y creo que por
sobre todo, eso significa ser un lugar de integración cultural, aunque claro está,
con sus matices de capitalismo y neocolonialismo con una rara aceptación local, posiblemente por sus frutos económicos. En mi caso, disfrute mucho recorrer sus
calles y mercados mientras organizaba mi visita al Valle Sagrado y a Machu
Pichu.
Cusco, Perú
Mi
monedero de pesos argentino devaluados no me permitía las excursiones mas
confortables, agradables y atractivas, así que no tuve más opción que elegir la
mas económica. Tome una minivan vía Santa Teresa (por caminos digamos algo
accidentados geográficamente) hasta una Central Hidroeléctrica y desde ahí
camine durante 3 horas a través de la selva hasta llegar a Aguas Calientas,
pueblo desde donde se inicia el ascenso a Machu Pichu. Compartí la caminata con
Ana y Eusebio, una pareja de colombianos que vienen bajando hacia Argentina (http://caminamossuramerica.blogspot.com/).
Cae la noche y nos alojamos en un hospedaje para al otro día iniciar el
ascenso. Mañana era el gran día, el día soñado, y a pesar del cansancio del
viaje me sentía alegre y en paz como pocas veces en mi vida.
Caminata desde Hidroeléctrica hacia Aguas Calientes
A
las 5:30AM iba a sonar el despertador pero mucho antes lo apague. Imposible
dormir; aunque descanse placenteramente, la ansiedad podía más. Desayuno rápido
con los chicos y salimos. Desde Aguas Calientes hay dos opciones para subir a
Machu Pichu: 1) bus turístico a 24soles; 2) Caminata a puro ascenso y gratis;
no hace falta aclarar cual elegí. Comencé a caminar todavía a oscuras atravesando
la ciudad hasta el inicio del sendero, siempre en fatigoso ascenso, que lleva
hasta el ingreso al parque. Inicie así el ascenso a la montaña de mis sueños.
Pero aquí las montañas no son solo montañas; los incas has sabido reverenciar
cada parte de la Naturaleza como un ser vivo que evoca un intenso sentimiento
de lo sagrado, reconociendo y conectándose con el origen divino de todos los
seres, dentro de los cuales el hombre es simplemente uno más y debe aprender a
“convivir”
en armonía y equilibrio con su entorno. Es así que para la Cosmovisión Andina
las Montañas Sagradas son llamadas “Apus”
y, no solo simbolizan, sino que “son”
los espíritus tutelares de los Antepasados Protectores. Por lo tanto, ascender
un Apu
es una actividad de profundo respeto, trascendencia y agradecimiento, que se
inicia con un pago, despacho u ofrenda ceremonial. Tomé así mis hojitas de coca
seleccionada como ofrenda, llamada “K´intu”,
agradecí a los Dioses por el momento cósmico en el cual se me permite vivir,
crecer y aprender; pedí permiso y protección a los espíritus del Apu y
comencé el ascenso. Como nunca me sentí peregrino.
Después
de una hora subiendo, agotado y ya de día, llegue a la entrada, presente mi
ticket electrónico de ingreso (si, el progreso y su tecnología llego a todos
lados) y finalmente entre al Santuario Inca de Machu Pichu, Patrimonio
Histórico Cultural de la Humanidad. Después de una corta subida llegue a una
terraza desde donde se observa la Ciudadela de los Incas y la montaña sagrada de
Wayna Pichu. Difícil, muy difícil explicar lo que sentí en ese momento. Literalmente me quede inmóvil, impávido,
tanto exterior como interiormente, con la vista desplegada frente a mí. Muchos corrían de
un lugar a otro para buscar la mejor toma fotográfica; algunos iban hacia los
distintos recorridos que hay dentro del complejo y otros buscaban la forma para
recuperar aire perdido en la subida. Yo no podía moverme, ni dejar de mirar la
ciudadela, los muros de piedra, las montañas, toda la imagen maravillosa de Machu
Pichu; la imagen de mis sueños. El Sol, sin apuro alguno, con la sapiencia de
saberse eterno, estaba pronto a asomarse detrás de una montaña. Todas las
cámaras listas y todos expectantes en su posición. Un pensamiento vino a mi:
“sentarse y contemplar”. Busque la terraza de cultivo más próxima, me acomodé,
descalcé mis pies y percibí el suave y fresco césped. Cómodo. Me puse bien
cómodo. Sereno y relajado. Respire. Conscientemente. Atento al aire puro y
liviano ingresando en mi cuerpo regalándome su energía y vida. Respire. Una y
otra vez. Mas y mas visitantes ingresaban y pasaban frente a mi pero era como
no verlos; como estar solo pero a la vez con todos. Yo tan solo respiraba; cada
vez más profundo. En un instante, divino instante, percibí un rayo de luz
calentando mi rostro; alcé la vista y el Sol, el Padre Sol, el divino Surya
de los hindúes, el magnífico Ra
de los egipcios, Apolo
de los griegos, el Tata
Inti de los incas, desplegando su luz,
acariciando dulcemente el cuerpo de la Pachamana, la Madre Tierra.
Respire, y respire luz. El silencio y la quietud eran absolutos; lo abarcaban
todo, todo estaba en armonía y natural equilibrio. Con la mente calma y
apaciguada, me sentía vivo, libre y en comunión con cada parte del Valle. Me
sentía un cuerpo vacio y a la vez pleno de toda la vida que me rodeaba. Estaba
vivo, más vivo que nunca. Me vi fuera de mi, desde lejos, en mi sueño, en el
santuario acompañado de los Apus, las Montañas y los Ancestros Protectores.
Pero el sueño no era más sueño, el sueño era realidad. Respire. Profundamente.
Respire junto a cada piedra, planta y ser a mi alrededor. Respire, y respire
vida.
Santuario Inca de Machu Pichu
¿Cuánto
tiempo transcurrió? ¿Quién sabe? ¿Habrán sido 5 o 30 minutos? 1 hora, días o
vidas? No, transcurrieron aproximadamente dos horas; el Sol ya estaba alto y mucha
gente estaba visitando el Santuario corriendo detrás de algún guía. Por lo
pronto decidí desayunar, un mate de coca (así llaman aquí al te de coca),
galletas y frutos secos. Tranquilo, sin apuro. Finalmente decidí caminar y
recorres los distintos circuitos. Visite al Puente del Inca, la Puerta del Sol,
ascendí hasta la cima de la Montaña Machu Pichu desde donde puede verse desde lo alto el
Santuario y todo el valle rodeado de cerros, montañas, ríos y
selva hasta el horizonte. Por senderos prolijamente empedrados llegue hasta la
ciudadela y camine entre recintos de gigantes piedras perfectamente
encastradas. En uno de ellos me reencontré con Ana y Eusebio y juntos
recorrimos algunos templos mientras algunas llamas se alimentaban tranquilas
sin ninguna preocupación como antes había hecho yo mismo. El día se disfrazó de
tarde y comenzamos el descenso por el mismo camino de llegada, previo permiso y
agradecimiento K´intu mediante. El sueño terminaba, pero el sueño y era parte
de la realidad; una realidad hermosa y vivida con intensidad. Llegamos a Aguas
Calientes con los últimos rayos de Sol y nos fuimos a las Termas para darle un
merecido descanso al cuerpo después de la exigente jornada de caminata. El Alma
estaba más plena y rebosante de vida que nunca, no le hacía falta ningún
descanso, solo disfrutar. Al otro día me despedí de los chicos, ellos volvían
en tren mientras yo lo haría por el mismo camino de selva bordeando las vías
hasta la Estación Hidroeléctrica, donde me esperaba otra minivan que ya de
noche me dejo nuevamente en Cusco. Taxi a casa de Jaqui, abrazo fuerte,
charlas, alegría, emoción, gratitud y a dormir.
Vista desde Montaña Machu Pichu.
Santuario Inca de Machu Pichu.
¿Que
hacer al otro día? No tenía nada más que pedir; todo fue perfecto. Quizás lo
único que hubiese pedido es que mi amigo y hermano de la vida, Fede, estuviese
conmigo al recorrer Machu Pichu, ya que con él, en nuestros años de facultad,
planeábamos este viaje. El destino nos trajo en tiempos distintos pero él tan
solo está a unos pocos kilómetros de distancia viajando también (http://hastalodenico.blogspot.com/).
Cuestión de tiempo nomas. Pero a veces, la mayoría de las veces, la vida es más
que generosa. Al otro día me reencontré con Laura Lazzarino (http://losviajesdenena.blogspot.com/)
y Juan Pablo Villarino (http://acrobatadelcamino.blogspot.com/),
amigos viajeros que solo conocía por sus blogs y mails enviados. Que gran
regalo pasar el día con ellos visitando museos, compartiendo charlas y algo
rico por las calles de Cusco. En verdad estar con ellos fue un privilegio y
sentí como si los conociese de toda la vida. Abrazo eterno y con promesa de
reencuentro en tierras argentas, nos despedimos. Gracias chicos. Para terminar
el día de reencuentros, a la noche me junte con Sole, Simón, Agustina y
Sebastián, también argentinos en viaje, que habían llegado hace unos días a la
ciudad y fuimos a cenar unas ricas pizzas.
Con Laura y Juan Pablo en la Plaza de Armas, Cusco, Perú
Luego
de una semana en Cusco, llego el momento de seguir viaje. Me despedí de Jaqui y
su familia con otra promesa de retorno, ya que me quedo la cuenta pendiente de
pasar unos días recorriendo el Valle Sagrado alrededor de Cusco. Ya veremos, el
tiempo dirá y quizás, nuevamente, del sueño pase a la realidad. Salgo en bus
hacia Lima, capital del Perú. 20horas de viaje y 30minutos después salgo en
otro bus hacia Mancora. Otras 16horas y tras dos anocheceres en butaca semicama
llego al punto de encuentro con Vicky y Fede. De la altura y frio de Cusco, a
la arena y el calor de Mancora. De los Apus nevados, al horizonte infinito del
océano pacifico. Es sabido que los Incas llegaron hasta estas costas donde, a
través de la concha de Spondylus y joyas de metales preciosos, intercambiaban
productos con otras culturas. ¿Que misterios y enseñanzas esconderán la espuma,
el viento y el aire salitroso de estas playas? Otra historia por descubrir.
Mientras tanto busco a los chicos por las calles de Mancora y disfruto
nuevamente del Sol. Con Fede soñamos viajar por las rutas de América Latina y
ese sueño esta por comenzar. Allá, tras la esquina, hawaianas y ropa liviana,
Vicky y Fede vienen caminando. Todavía no me vieron, no saben que llegue, pero
yo los veo y siento otra historia comenzar, otro sueño latir.