Comenzamos
con un cuento:
Estaba
un campesino del altiplano descansando bajo la sombra de un árbol, mascando su
coquita sagrada, observando y agradeciendo a la Pachamama que generosamente le permitía
sembrar algunos de sus campos y descansar otros, tal como él estaba haciendo. Así,
simplemente contemplaba la maravilla de la Naturaleza y la armonía reinante en
el Universo entero. En un momento llego un contingente de turistas y al verlo
se le acerco un señor alto, rubio, de origen norteamericano y le pregunto: “¿Pero
hombre, que hace ahí descansando? Debería
aprovechar el tiempo y sembrar toda la tierra libre que tiene”. El
campesino lo miró y le preguntó: “Hola
hermano ¿y para que haría eso?”; Algo
desconcertado, el turista respondió: “¿Cómo
para que? Para tener mas productos para vender y así obtener mas ganancias, con
esas ganancias podrá invertir en maquinarias y tecnología y mejorar la
eficiencia de la producción y así ir progresando y logrando mayor capacidad monetaria
para comprarse cosas que desee poseer y mejorar su calidad de vida”.
El campesino volvió a preguntar: “¿y
para que?”; ya algo indignado y disgustado, el
norteamericano respondió: “¡¿Como
para que?! Así, luego de años de trabajo, progreso y desarrollo, usted podrá descansar
y disfrutar del fruto de su esfuerzo y vivir en paz y felicidad!”.
A lo que el campesino finalmente respondió: “ahhh…ahora lo entiendo, discúlpeme señor, pero…es que
justamente estoy ultimo que dijo usted es lo que estoy haciendo ahora mismo”.
Sin entender y bastante ofuscado, el norteamericano volvió con el contingente
de turistas dejando al campesino haciendo simplemente lo que estaba haciendo.
FIN
Por
tercera vez mis pasos me llevan a tierras bolivianas y debo advertir que soy la
personas menos objetiva para hablar de nuestro hermano país Bolivia. Para mi Bolivia
siempre ha sido difícil, pero cautivante. La primera vez que vine quede en
medio de un levantamiento campesino que incluye enfrentamientos armados y
bloqueos de rutas. Yo estaba maravillado. La segunda vez sufrí una infección pulmonar
que apenas me permitía respirar y problemas por el mal estado de rutas incluido
desmoronamientos, vuelcos y que mi bus se quede encaprichado en el medio de un
rio (Edu recordará jajaja). Yo seguía maravillado. No lo puedo explicar; no es
siquiera necesario. Son sus paisajes, su gente, sus colores, artesanías y música,
son un conglomerado de cosas que simplemente cautivan la mirada del que los
recorre.
Pero
para el turista desprevenido, Bolivia puede ser bien difícil. Es una cultura
muy distinta a la occidental, fundamentada en algunos valores completamente
disimiles y en algún punto hasta antagónicos. Por eso, para entender Bolivia y la Cultura
Andina, nosotros los occidentales, primero debemos “des-aprender” Debemos
desaprender que hay una sola verdad, que hay una única visión del mundo y que somos
nosotros los que tenemos esta visión única y correcta. Solemos hablar de
intercambio cultural, pero en el fondo creemos que nosotros podemos (y debemos)
enseñar a los demás, y nos cuesta identificar cosas que podríamos aprender de
otras cultural. Por lo tanto, si logramos desaprender y tener una visión y mente
amplia, descubriremos que esto ultimo no implica poner en riesgo nuestra
identidad, sino verdaderamente compartirla y enriquecerla en armonía y unidad
con todos los seres del Universo.
Volviendo
al cuento, realmente se contraponen dos modos bien distintos de vivir. Nosotros
clasificamos al mundo en el mundo desarrollado y el subdesarrollado. Pero en el
mundo andino no hay concepto que corresponda al de “Desarrollo” y no hay palabra
que lo traduzca. Un concepto que corresponde en importancia al de desarrollo es
”Sumaq
Qamaña” o el “convivir bien”. Esto consiste en
tener muchas y buenas relaciones, cumplir con los cargos de la comunidad, estar
bien con la familia y vivir en armonía con la naturaleza, animales y plantas.
El patrimonio no es tan importante si se utiliza para acumular y no para
compartir.
De
esta forma el “desarrollo” es una eterna esperanza de un futuro prominente (a
veces trágicamente inalcanzable para la mayoría de la población), mientras que
el “convivir bien” nos insta a realizarnos y develarnos en el presente en armonía
y comunión con nuestro entorno. Gigante distancia entre la razón lógica del norteamericano
y el saber vivencial del campesino del altiplano.
Paisajes de Bolivia
Llegamos
temprano a Villazón junto con Sole y Simón, almorzamos un rico almuerzo típico,
compramos provisiones para el viaje y con toda la puntualidad propia de un
reloj suizo, partió el tren hacia Oruro. Los tres pedíamos una sola cosa: que
este tren no se contagie del tucumano y nos deje a mitad de camino. Por suerte
esto no ocurrió. El viaje es muy agradable y atractivo ya que recorre todo el
altiplano sur de Bolivia con paisajes de cerros y sembradíos y hasta zonas desérticas
y bien áridas. Sin dudas lo mas lindo es ver la salida y la puesta del sol en
el horizonte. Al llegar a Oruro bien temprano tuvimos un gran disgusto porque a
Simón le robaron la billetera. Del amor al odio. Tratando de digerir la situación
salimos hacia La Paz y nos hospedamos en un hostel para descansar.
Nos
dijeron que a La Paz llegamos justo ya que la semana anterior había estado prácticamente
paralizada por varias movilizaciones estudiantiles y obreras. Como toda gran
ciudad y capital de un país, La Paz es algo caotica y convulsionada, pero
atractiva y multifacética. Ubicada en un amplio valle rodeado de montañas con
picos nevados, sus calles se despliegan en interminables subidas y bajadas
combinando construcciones antiguas coloniales con modernas. Como dije, llegamos
justo, era domingo y todo estaba muy tranquilo. Pero el lunes comenzó el normal
movimiento de La Paz. Los chicos se fueron hacia Coroico y yo hacia la filial
de la escuela donde estudio Yoga y Filosofía llamada Hastinapura y que esta
ubicada en el barrio de Sopocachi.
Calle de Las Brujas. Área Turística de La Paz
Calle Jaén. Área Turística cultural de La Paz
Me
recibieron Carlos y Esther, sus directores, y pase una semana como en casa. Del
odio al amor y del amor a la PAZ en un segundo. Transcurrieron días descansando,
recibiendo y brindando practicas de yoga, meditación, charlas-enseñanzas con
Carlos y los chicos de la escuela y paseos por la zona. Hasta tuve la
oportunidad de cumplir con una tradición de la Escuela que es ir en paseo en
moto con Carlos por las calles de La Paz. La última noche era la noche de los
museos y salimos a pasear junto con Zenia y Walter. Toda la ciudad era una
fiesta, las calles repletas de gente, espectáculos y encuentros artísticos, los
museos y centros culturales abiertos con entrada libre ofrecían variadas actividades
durante todo el día. La noche estaña maravillosa y se percibía mucha alegría y felicidad
en el compartir.
En la escuela junto a Esther, Zenia, Walter, Carlos y Walter
Noche de los Museos
Al
otro día, tras fuertes despedidas, partí hacia Copacabana. Copacabana es un
pueblo que en lo personal me gusta mucho pero está muy explotado turísticamente
y yo tan ton solo deseaba pasar unos días frente al lago Titikaka, y para ello
me recomendaron un albergue en las afueras del pueblo. Acampe frente al lago
con una vista realmente maravillosa. El agua, el viento, la tierra, el Sol,
todo estaba en armonía y equilibrio. Ver el atardecer y el amanecer desde este
lugar es de una energía tan intensa e imposible de describir. Uno no solo se
siente plenamente vivo, sino parte de la vida misma, tan humilde, tan pequeño,
tan divino.
Así
que como todavía me siento joven y como dice mi papa “viejos son los trapos”.
Tome mis mochilas, hice un pacto de tolerancia y respeto con mi cólicos y otra
vez a la ruta
Atardecer en el Lago Titikaka
Amanecer en el Lago Titikaka
Tras
otro maravillosos amanecer, me despedí del Lago Sagrado de los Incas, Quechuas
y Aymaras, el Lago Titikaka, que en aimara significa “Lago del Puma y el Pez
Sagrados” Agradecí al Padre Sol, Tata Inti, por su compañía y bendición y
reanude mi camino. Que simple y humilde se siente uno caminando bajo el suave
abrazo de nuestro Padre Sol, y que poco lo recordamos y valoramos en nuestras
ciudad con su aire contaminado y altos edificios que apenas dejan llegar su luz
al frio piso de asfalto.
Paso
tras paso, atentos y conscientes, vino a mi memoria un poema del poeta sufí Ibn
Al-Rumi que hace reverencia a la importancia del Sol.
El
Poema de los Átomos
¡Oh
día, despierta!
Los
átomos bailan.
Todo
el Universo baila gracias a ellos.
Las
almas bailan poseídas por el éxtasis.
Te
susurrare al oído…
a
donde les arrastra esta danza.
Todos
los átomos en el aire y en el desierto…
parecen
poseídos.
Cada
átomo, feliz o triste…
está
encantado por el Sol.
Y
no hay nada mas que decir.
Nada
mas.
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