Lunes
7 de Mayo del 2012. 8hs de la mañana. Equipo, pasajes, documentación, todo en
orden, mochilas y viandas varias preparadas, todo listo. ¿Todo? ¿Estoy yo
listo?; no sabe, no contesta. reformulo pregunta: ¿Listo para qué?; otra vez, no
sabe, no contesta. Por mas que uno se prepare y prepare, nunca se esta lo
suficientemente listo; la mente siempre nos dice que algo falta, que algo nos
olvidamos, que quizás no es lo mas conveniente, que quizás esto, quizás lo
otro…quizás… opción 1: paso atrás y no salir; opción 2: soltar, entregarse y
confiar. Elijo la segunda.
Entonces
salimos. Papa y Marce me llevan a Retiro. Mama me viene a despedir y llega con
lo justo para el abrazo. Que lindas son esas despedidas en el andén de un tren.
Que cinematográficas son; que emotivo es ver tantos abrazos y deseos de buen
viaje. Unos se van, otros de quedan. Pero los viajeros siempre nos llevamos un poco de cada uno de
aquellos que nos despiden; padres, hermanos, amigos, nunca viajamos solos y
cuando mas lo necesitamos ese abrazo permanece bien latente en la piel.
Presente.
Suena
la bocina de la locomotora, fuerte tirón de arranque, estrepitoso ruido de
metales quejándose y el tren, casi como despabilándose, emprende su marcha. Que
difícil encontrar palabras para describir lo que se siente en ese momento. Es
como una catártica mezcla de euforia,
miedo, ansiedad, alegría que se siente tan pero tan bien. Al pasar las horas,
depositando la mirada en el horizonte siempre sereno, contemplando las cosas
pasar, solo resta un estado de profunda paz y felicidad; maravilloso estado de
plenitud. Si. Elegí bien, era la opción 2.
El
vagón va lleno de gente que, esgrimiendo la más perfecta arma contra límites y
prejuicios conocida con el nombre de “mate”, se van acercando los unos a los
otros, compartiendo, ya que al fin y al cabo el viaje es largo y pasa mucho mas
rápido reduciendo distancias, charlando y mateando. Donde hay mate, sin lugar a
dudas, hay compañía. Pero tan largo no iba ser el viaje. Un piquete con unos
pares de cubiertas ardiendo que unos perejiles tiran en las vías, deja a unas
300 personas, entre ellas bebes, niños, ancianos y quien escribe, varados en
Rosario. Puedo tolerar este tipo de acciones pero jamás comprenderlas. Mas allá
de la legitimidad de un reclamo, pasando abusivamente unos sobre otros jamás, pero jamás, se llegará a
una solución. Paciencia, todo es parte del viaje. Pero mucha paciencia. Pasan
las horas, se arman guitarreadas y charlas pero el agua del mate tarde o
temprano se acaba, la paciencia de algunos también, comienzan los gritos y
cánticos a la madre del dueño del tren (a la cual no tengo el gusto de conocer,
y por lo que dicen prefiero no conocerla), los niños y bebes que en su
inocencia no entienden de piquetes y comienzan a aburrirse y así, casi sin
darnos cuenta, cae la noche. Después de mas de seis horas de espera llegan unos
micros, gentilmente dispuestos por la Empresa, que con mucho tiempo de demora
nos dejan (al fin!!!) en Tucumán. Taxi a la terminal, bus a Jujuy y después de
36horas de viaje mi cuerpo pide descanso.
En
el bus conozco mis primeros compañeros de viaje (uno nunca viaja solo ¿lo dije
no?) Soledad y Simón, oriundos de Tandil y en viaje hacia Ecuador. Ellos también
venían en el ten y habiendo llegado a medianoche a San Salvador de Jujuy
decidimos compartir una habitación en un hospedaje barato frente a la terminal.
Al día siguiente partimos, ellos hacia Purmamarca y yo hacia Maimará.
Camino
a Maimará, Quebrada de Humahuaca, Jujuy. Patrimonio de la Humanidad
En
Maimará me esperaba una amiga pero estaba algo preocupado porque no pude
comunicarme con ella y no sabia donde vivía. “El que busca encuentra”, pensé.
No se bien porque le pedí al chofer que me deje en la primer entrada al pueblo,
encare la primer calle, vi dos chicos con cara de porteños entrevistando a una
señora y les pregunte: “Buen día ¿conocen a Luciana?”; “¿Luciana de yoga?”;
“si”; “Acá a la vuelta flaco”. Si, el que busca encuentra. Por cierto, después
me entere que la señora era la esposa de Rodolfo Kusch del cual tanto he leído
y admiro; para quien no conoce a este genial escritor acá va info: http://es.wikipedia.org/wiki/Rodolfo_Kusch / http://www.temakel.com/texolkusch.htm
Calles
de Maimará,
Luciana
es profesora de yoga y se mudo hace poco a Maimará junto con su novio Sergio,
folklorista (no dejen de visitar su pagina http://www.sercanciones.com.ar/p/letras.html) y Félix, un angelito que lleva en su pancita y
esta próximo a nacer. Siempre desee conocer Maimará y pasar unos días en alguna
casa. Lejos de ser un pueblo turístico como Tilcara o Purmamarca, Maimará es un
pueblo de habitantes de la Quebrada y algunos “forasteros” como mis anfitriones. En sus calles se respira
esa quietud y silencio tan propio de la Quebrada y que siempre busqué
comprender. Siento que ese silencio tiene su origen en los mismos cerros que todo
lo rodean y tanto cautivan el alma del viajero. Hasta el más descuidado turista
se queda impávido ante la inmensidad de la Quebrada. Despertar y contemplar los
cerros multicolores bañados por nuestro Padre Sol, lo transportan a uno a un
estado de calma, serenidad y bienaventuranza.
Enseñanza de los cerros: paciencia y sabiduría; paciencia para entender
que el tiempo es tan solo tiempo; sabiduría para trascender las apariencias
hacia la esencia profunda de las cosas manifiestas. En mi tercera visita a la
Quebrada, al fin, siento el pulsar quebradeño bajo mis pies peregrinos.
Calles
de Maimará
Pasan
los días entre charlas, almuerzos y paseos. Llega la hora de partir pero antes
se aproximaba una despedida en lo personal inolvidable. Hace muchos años cuando
visite por primera vez Tilcara quedé maravillado por las actividades culturales
y artísticas tan variadas que ofrecía el pueblo: peñas folclóricas, música
variada, danza y artesanías unidas tras un aire jujeño especial. Y pensé: “que
bueno sería participar en algo y dejar una pequeña huella”. Pues bien, Luciana
se contactó con Mónica que es propietaria de un espacio llamado Tierra Azul (http://www.paseotierraazul.com.ar/)
para realizar alguna actividad con mis cuencos, canto de mantras, percusión y
sonido. Actividad que devino en un “Concierto de Cuencos y Mantras” con Luciana
y Mónica en pleno centro Tilcareño. Pequeña huella, muy pequeñita, pero que
alegro enormemente mi corazón.
Cuencos,
fuego, Budha, Amor
Terminado
el “Concierto” (un poco de vergüenza me dio el titulo…demasiado!!!) compartimos
experiencias con los asistentes, comentarios, saludos y fuerte abrazo con Lu y
Mónica. Eternamente agradecido por esta experiencia que espero se repita.
Después salimos a festejar con Sergio y Luciana, como corresponde en
la Quebrada, a una peña y luego a descansar.
Con
Luciana y Mónica en Tierra Azul, Tilcara
Al
otro día tras despedirme de los chicos y con promesa de retorno, partí
nuevamente hacia Tilcara donde me reencontré con Soledad y Simón para ir juntos
hacia La Quica y luego cruzar a Villazón, Bolivia.
Me
despido de la Quebrada,
mi
quebradita querida que tan tuyo me hiciste.
Otra
vez te dejo tras mis pasos,
pero
te llevo por siempre, muy dentro de mi corazón.
Adiós
mi Solcito humahuaqueño, mi cerrito, mi chinito y mi llamita,
sonidos
de quenas y zampoñas, charangos y guitarras
Silencio
y quietud.
Este
peregrino continúa su caminar
y
atesora junto a su alma
el
recuerdo de nuestro eterno amor.
Querido hijo, como extrañaba tus relatos, mi alma viajera lo necesitaba, pero como dije en el viaje anterior, esto es lo tuyo!!, me pongo en campaña para buscar un editor, eso si, 20% para mi no?. Que sigan soplando buenos vientos. Que Dios te acompañe y te proteja
ResponderEliminarque vida tan generosa que me dio la oportunidad de compartir con vos ! tus palabras son muy hermosas ! te mando un beso enorme querido walter ! disfruta del viaje y te voy a estar siguiendo , ya estas entre mis marcadores ! :)
ResponderEliminarTodo esos cuencos pensas meter en Fusca??? Mmmmm, no sé, lo hablo con él esta noche y te confirmo.
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