sábado, 26 de diciembre de 2009

Tirate que el coraje viene...

Viajando se conocen muchos lugares, mucha gente se aprende mucho y se vivien muchas experiencias. Siempre hay alguien que te dice algo interesante, es como si cada momento tiene un saborcito de sabiduria para compartir y aprender.

Hace unos dias me dijeron algo que todavia me sigue dando vueltas en la cabeza. Un amigo brasilero (porque en viaje uno hace muchos amigos) nos conto una pequeña anecdota de cuando el se fue de viaje hacia argentina a laburar y estudiar. El estaba decidiendo iniciar su viaje y en esas previas horas, dias, semanas quizas meses, las incertidumbres se pelean demasiado con las certezas. Pero un cartel en la oficina de su jefe le dejo una luz en el hortizonte: "TIRATE QUE EL CORAJE VIENE". No hizo falta mas palabras.

Y es asi nomas. A veces buscamos las certezas y la seguridad en cosas donde es imposible buscarlas. Pero en realidad esa busqueda no tiene sentido; lo que hay que buscar es hacer las cosas con pasion, con alegria y con amor. Hay que buscar dentro de uno no las certezas, sino las motivaciones; esas cosas que nos sacuden tanto el alma que no podemos dormir, que no podemos pensar, que nos asustan porque nos gustan, porque nos sacan del letargo de la comodidad existencial.

Me quedo con la incomodidad, me quedo con el inconformismo, me quedo  con la agitacion interior y me tiro, el coraje viene despues, porque cuando el corazon tira, el cuerpo se anima.

Asi que salgo al camino, salgo en busca de ese coraje que me permita vivir mis dias con pasion, alegria y amor.

2 comentarios:

Porque viajamos?

Viajamos por viajar. Viajamos para saber, para conocer, para aprender. Viajamos para crecer.
Viajamos porque buscamos sin saber claramente que, pero convencidos de la necesidad interior e inagotable de buscar y buscar.
Viajamos porque a veces escapamos con el corazón entristecido, queriendo ocultar ese amor en algún lugar del olvido.
Viajamos porque nos preguntamos que nos esconde el horizonte, allá a lo lejos donde el sol se apaga y la luna con sus estrellas conquistan el oscuro cielo de la noche.
Viajamos porque sentimos el llamado ancestral del camino, aquel que temprano iniciamos con nuestro primer paso de niños, esperando completarlo con un ultimo paso de ancianos envejecidos por los años, con las manos y el cuerpo agrietados por el viento del camino, pero con la certeza de haber vivido con la voluntad de un hombre libre y plenamente vivo.