jueves, 26 de julio de 2012

Ecuador. Compartir, aprender y seguir

Salgo de Montañita, me alejo del océano y pienso lo mucho que voy a extrañar la frescura del mar, el sonido de sus olas y los atardeceres hipnóticos. Pero me dirijo hacia la cordillera y recuerdo las montañas con sus picos nevados, los Apus, y también los extraño mucho. A veces es difícil elegir; a veces pienso que cuando elijo algo estoy perdiéndome lo otro. Pero pienso que la vida es eso que trascurre entre una elección y la otra; si no hay elección, no hay movimiento, no hay acción y sin acción no hay transformación posible; solo quietud y esa no es una opción.  Cambio de bus en Guayaquil y comenzamos a ascender la cordillera. La tarde se cubre de nubes oscuras y una suave pero copiosa lluvia comienza a caer. El bus sigue subiendo alto, muy alto. De repente la ruta atraviesa las nubes hasta dejarlas por debajo. Estamos mas cerca del cielo y el cielo esta mas hermoso que nunca. Estrellado como pocas veces lo vi y la Luna llena, brillante y luminosa, refleja la luz del Sol para recordarme que la noche no es tan noche. Opuestos; mar y sierra, noche y día, pero partes del mismo Ser. ¿Cómo elegir entre uno u otro? Mas bien hay que contentarse por el uno y el otro. Nada de conformismo, eso es para el pequeño hombre preso del temor. Contentamiento es alegría, felicidad y agradecimiento por lo vivido. En la vereda opuesta del conformismo y la mediocridad, es entendimiento, es sentirse pleno y vivo. Mi querida Luna, te pido que si alguna vez me encuentras sumido en la desilusión o la confusión, me recuerdes como has hecho esta noche aquella plegaria hindú que reza:


Asatoma Sat Gamaia
Tamasoma Yotir Gamaia
Myrtiorma Amritam Gamaia

Condúceme de lo irreal a lo Real
Condúceme de la oscuridad a la Luz
Condúceme de la ignorancia a la Verdad

Llegue a la ciudad de Baños por la medianoche y me hospede en el primer cuarto económico disponible. El viaje fue agotador y solo quería dormir. Por la mañana Fusca trajo a Vicky, Antonia y Fede para pasar unos días recorriendo la ciudad y sus alrededores. Baños de agua santa debe su nombre a las muchas vertientes de agua termal, específicamente a una llamada “el manto de la Virgen” donde dicen su agua es santa. El pueblo es pequeño y muy pintoresco, está rodeado de montañas y ríos, y se ubica sobre la ladera del Volcán Tungurahua, todavía en actividad. Nos tomamos unos días para descansar y pasear, visitando las termas, el valle y las cascadas. Finalmente llego el día de la partida de Antonia y otra vez fuimos tres. Dejando atrás una mañana lluviosa y con Fede mucho pero mucho mas tranquilo (por San Lorenzo que zafó del descenso!!! Malepensados), montamos  Fusca y partimos hacia el Volcán. El camino muy cuesta arriba, la lluvia y algunas quejas de Fusca solo nos permitió llegar hasta la ladera donde entre las nubes pudimos ver la boca del Volcán. Descendemos y encaramos hacia el oriente pero esas primeras quejas de Fusca se convierten en una caprichosa decisión de no seguir. Siempre me sorprendió la inhabilidad mecánica de Fede (o la habilidad para llamar a Armando), pero debo admitir que en estos días de viaje es otro Fede, y aunque lo intento e intento, Fusca no quiere dar un paso mas. Contentamiento. “inalterable ante la dicha y la pena”, dice el sagrado Gita. Que difícil. En fin, cae la noche, Fusca se disfraza de somier con techo y al lado de la ruta yo armo mi carpa, la oruga colorada como algún vez la bautizó una cordobesa llamada Nayu!

Baños. Ecuador
Cascada El Pailón del Diablo. Baños. Ecuador
Cascada Manto de la Novia. Baños. Ecuador


Por algo pasan las cosas. Es una frase hecha y archirrepetidas, pero esconde una gran sabiduría. A primera hora de la mañana empujamos a Fusca hasta el medio de la ruta y un camión del ejercito ecuatoriano nos remolca nuevamente hacia Baños, donde un mecánico realiza unos arreglos muy simple (Fede me hizo prometer voto de silencio) para poder seguir viaje hacia Ambato donde nos esperaba el Volks Club. Ahí cambio todo el viaje. Nos recibieron Raul y Guadalupe quienes nos acompañaron al mecánico especializado, el Maestro Henry, y organizaron una reunión con el resto del Club para la noche. Nos hicieron recuperar la sonrisa en momentos de pocas alegrías. Pasamos varios días en la casa del presidente del Club, el simpático y siempre jovial Franklin unto a su esposa Magda e hijo Rafa; estábamos como en casa. Mientras Fusca, cómplice quizás, pasaba del mecánico al electricista, del electricista al técnico en alarmas para luego volver al mecánico. Todos decían lo mismo: “parece que se quiere quedar en Ambato”. Y asi fue por tres días de paseos, encuentros con los integrantes del Club y hasta hicimos un reportaje para el diario local (Fede dira: robaste fama!!! Jaja) ver nota 

con el Volks Club de Ambato. Ecuador

Con Fusca casi recuperado salimos hacia Quito donde nos esperaba Sebastián del Club de la ciudad. Llegamos bien tarde y nos hospedamos en casa de Miguel, otro integrante del Club. Al otro día temprano Fede organizo una entrevista en vivo con la televisión publica de Ecuador. Comentarios apartes, esta vez si podrá decir que “robe cámara” (ver nota) pasamos unos días con los chicos del Club recorriendo la ciudad, el monumento de la Mitad del Mundo, justo en la línea del Ecuador, y fuimos a pasear por algunos pueblos cercanos donde pasamos la noche en la Laguna de Cuicocha acampando bajo las estrellas y rodeados de cerros y montañas.

con el monumento a "La Mitad del Mundo", Quito. Ecuador

Laguna de Cuicocha. Ecuador

Se acercaba la despedida con los chicos y decidimos viajar hacia el oriente a la selva como ultima etapa juntos. Ecuador tiene algo maravilloso: en pocas horas uno puede pasar de la costa a las montañas y luego a la selva, tres paisajes y climas completamente distintos en un día. Cruzamos así la cordillera con frio y viento para luego descender al exuberante y caluroso oriente. Recorrimos Cosanga, Archidona, y en Tena nos detuvo abruptamente una tormenta-diluvio tropical. Pasamos dos días acampando en la plaza del pueblo mientras los chicos aprovechaban a vender artesanías cuando la lluvia se los permitía. Seguimos viaje hacia Misauashi para visitar sus playar selváticas repletas de monos, y luego fumios hacia Puyo donde nos esperaba parte del Volks Club de Ambato.

Campameto en Tena. Ecuador
y el capitán rasgueando una zamba

Playas de Misauashi. Ecuador


Desde aquí pensaba seguir viaje solo pero el Club nos invito a pasar unos últimos días e Ambato y nos fue imposible decir que no. Primero pasamos por Baños donde nos rencontramos casualmente con Sergio y el tano Matteo de Montañita. Un inesperado y grato rencuentro. Y luego seguimos hacia Ambato; nuevamente, otra vez en casa. Una ultima noche, difícil noche, de despedida. Es tan duro despedirse porque uno sabe lo mucho que va a extrañar personas así. Para mi encima era llegar al final del viaje con los chicos. Muy distinto a aquel soñado en años de facultad, pero lo importante fue concretarlo y vivirlo. El Club entero nos invito a una última cena de despedida; padres e hijos, todos fanáticos del Escarabajo o  Pichirilo como aquí lo llaman, nos agasajan como amigos y compañeros de aventura. Promesas de rencuentros y próximos viajen se sucedan. Ojala, Dios me de la oportunidad de retribuir todo lo recibido. Realmente estos encuentros a uno lo trasforman; es tanto el cariño que se recibe que no queda otra que devolverlo. Es como un “saldo a favor” que uno debe compartirlo con otro.

Despedida en Ambato. Ecuador

Junté cada una de mis cosas y arme mis mochilas. Todo listo para partir. Hay algo que tenemos en común con Fede: no nos gustan las despedidas. En lo personal me incomodan mucho, no sé que decir y solo quiero que pasen rápido, a riesgo de parecer insensible o ingrato. ¿Pero como hacer para despedirse de alguien cuando todo tu corazón reclama su presencia? Nuevamente pienso en las elecciones y el contentamiento. Aprender a estar agradecido por el poco o mucho tiempo compartido y luego seguir. En definitiva cada uno esta en su viaje, en su propia peregrinación; compartiendo pero sin apego ni a lo bueno ni a lo malo. Así que tomo mi mochila sobre mi espalda, estrecho un abrazo eterno con cada uno, dos muy especiales con Vicky y Fede y subo al bus. Camino al sur. Me bajo de “Hasta lo de Nico y vuelvo a “América de pie”. Paso la última pagina de ese viaje que soñamos juntos y seguramente, ya ancianos, compartiremos con nuestros hijos y nietos. No hay mejor ejemplo que la propia experiencia, los propios pasos, la propia vida. Ellos sabrán que sus padres y abuelos supieron soñar e hicieron todo lo posible para hacer ese sueño realidad…y lo lograron. Como siempre recordaba mi capitán Fede: “hasta la victoria…siempre!!!”




1 comentario:

  1. Querido hijo, siempre que se elige algo se pierde algo, creo que lo importante es no abandonar ni olvidar lo que se dejó, de eso se trata el camino de la vida, que prefiero decir experiencia de de vida, porque todo te deja una enseñanza, esta en nosotros tomarlas como tal, tanto las malas como las buenas, todo sirve para construir nuestra propia experiencia. Feliz regreso a casa

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Porque viajamos?

Viajamos por viajar. Viajamos para saber, para conocer, para aprender. Viajamos para crecer.
Viajamos porque buscamos sin saber claramente que, pero convencidos de la necesidad interior e inagotable de buscar y buscar.
Viajamos porque a veces escapamos con el corazón entristecido, queriendo ocultar ese amor en algún lugar del olvido.
Viajamos porque nos preguntamos que nos esconde el horizonte, allá a lo lejos donde el sol se apaga y la luna con sus estrellas conquistan el oscuro cielo de la noche.
Viajamos porque sentimos el llamado ancestral del camino, aquel que temprano iniciamos con nuestro primer paso de niños, esperando completarlo con un ultimo paso de ancianos envejecidos por los años, con las manos y el cuerpo agrietados por el viento del camino, pero con la certeza de haber vivido con la voluntad de un hombre libre y plenamente vivo.